EE.UU. La lenta caída del halcón negro
José F. Cornejo
Las recientes elecciones de medio mandato en los EEUU que han dado como resultado un triunfo abrumador para el Partido Republicano, ahora en control de las dos cámaras del Congreso – la cámara de Representantes y el Senado- presagian un panorama inquietante en la escena internacional, pero sobre todo, nos presentan a un presidente Obama debilitado, reducido casi a la irrelevancia política en lo que queda de sus dos años de mandato. Lo que más nos debe interesar es intentar comprender cuáles serán las consecuencias de esta derrota en la orientación de la política exterior americana. Para algunos analistas no se deben producir mayores sobresaltos en la política externa de los EEUU en los años que vienen, al ser ésta básicamente una prerrogativa presidencial. Sin embargo, otros observadores apuntan a la posibilidad de que asistamos a una mayor belicosidad en el manejo de algunos temas geopolíticos candentes, que ya han sido motivo de fricción entre el Congreso y el Presidente Obama. Este análisis se fundamenta en que algunos de los nuevos congresistas elegidos en el Partido Republicano, tanto para la Cámara de Representantes como para el Senado, han hecho campaña con un discurso belicista criticando la pasividad del Presidente Obama en su manejo de la crisis en Ucrania y la guerra interna en Siria, manifestando también su viva oposición a las negociaciones con Irán y algún cambio en la política de embargo con Cuba.
Estas elecciones han estado marcadas por aun ausentismo cercano al 60%, lo que expresa muy bien el desencanto de la población americana con su sistema político. Pero también se ha batido un record en las donaciones privadas en la campaña electoral, que ha alcanzado la suma record de casi 4 mil millones de U$ dólares, algo extraordinario en una campaña de medio mandato para elegir congresistas y gobernadores. El sistema político estadounidense se muestra cada vez más como una plutocracia, más que como una verdadera democracia, al ser los sectores más pudientes y las grandes corporaciones empresariales y mediáticas, las que deciden los rumbos de las elecciones. Para la región es importante notar que uno de los más grandes donantes al Partido Republicano ha sido Paul Singer, CEO del fondo buitre Elliott Management, que ha contribuido con 12 millones de U$ dólares buscando un apoyo desde el Congreso de los EEUU para su agria disputa por el pago de bonos de deuda con el Gobierno Argentino. Antes de estas elecciones, la tensión entre el gobierno Argentino y el gobierno de los EEUU era ya bastante grande. “Si me pasa algo a mí no miren a Oriente sino al Norte”, denunció la presidenta Cristina Fernández de Kichner el pasado 30 de setiembre. Hace unos días, en una inusual carta abierta, la presidenta Cristina Kichner le preguntaba al presidente Obama si Nancy Soderberg, designada al frente del Public Interest Declassification Board, era la misma copresidenta de la American Task Force Argentina, la fuerza de tareas de los “fondos buitres” en conflicto con el gobierno Argentino. Con el resultado del martes pasado, y el triunfo republicano favorable a los fondos buitres en las dos cámaras, las tensiones entre ambos gobiernos seguirán escalando.
Es un presidente Obama fragilizado y maniatado por la nueva mayoría en el Congreso, que asistirá en las semanas que vienen a las importantes citas de la APEC, el G20 y la COP20 en Lima. En la cumbre de la APEC se verán los temas comerciales, en donde los EEUU tendrán que maniobrar con fineza para contrarrestar la creciente influencia de China, ahora reconocida como la primera potencia económica mundial. Los esfuerzos para concretar el TPP, un bloque comercial que margina a China, tienen cada vez menos posibilidades de firmarse, o si se realiza, será una versión edulcorada para no enfadar a Washington, pero sin contraponerlo a la pujante economía china.
A la Cumbre del G20 en Australia, en donde se discutirán los temas financieros en un contexto de recesión de las principales economías desarrolladas, Obama llega con las manos atadas ante la oposición del Congreso de los EEUU de cualquier tipo de reformas en el FMI y el Banco Mundial, que otorgue una mayor presencia a las economías emergentes de los BRICS y en particular a China. Frente a este inmovilismo en la vieja arquitectura financiera, los BRICS avanzarán con mayor determinación en la desdolarización de su comercio y en la creación de mecanismos financieros paralelos a los controlados por Washington.
Al ser los republicanos los más ardientes opositores a cualquier tipo de acuerdos vinculantes sobre los temas relacionados al cambio climático, es poco, o nada, lo que la administración Obama podrá presentar en la reunión de la COP en Lima a fines de año.
En suma, el triunfo del conservadurismo republicano y el fracaso del gobierno del presidente Obama abren un escenario preocupante para Estados Unidos y también, por desgracia, para el resto del mundo. Quedará a los historiadores hacer un balance de la experiencia de gobierno del primer presidente afroamericano de los EEUU, pero lo que si estamos seguros, es que asistiremos en los dos años que le quedan de mandato a la lenta caída del halcón negro.
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