No pasarán

Por: 

Editorial

Keiko Fujimori, luego de afirmar en una entrevista para el diario El Comercio que su padre "quiere hacer política", que sería "un excelente candidato presidencial y un gran presidente", que el 2026 "haremos campaña con el ritmo del chino" y que Alberto Fujimori "llegaría a la segunda vuelta", lanzó lo que sería su propuesta política: "Lo que sí he decidido es que si va como candidato presidencial (se refiere a su padre), yo no voy en la plancha".

Dicho esto, se ha desatado una serie de especulaciones: que estamos frente a un globo de ensayo, un mecanismo de distracción o efectivamente frente al lanzamiento de Alberto Fujimori a la presidencia el 2026. También se dice que con ello Keiko ha lanzado un claro mensaje a una derecha que hoy no solo está dividida sino también fragmentada y con propuestas distintas, al decirles a estas derechas que pueden perder, una vez más, las elecciones del 2026.

Es cierto que hoy tenemos una derecha dividida, más allá que toda ella tenga puesto el uniforme neoliberal, con candidatos como López Aliaga que quiere hacer de Lima un "nuevo espacio virreinal" o como Carlos Añaños que nos dice que se siente cercano a las ideas de Bukele en temas de seguridad y de Milei en el manejo de la economía por solo mencionar a dos posibles candidatos presidenciales, y si a ello le añadimos el peligro de una "guerra electoral" entre los candidatos de esta derecha (lo mismo le puede pasar a la izquierda), el camino a la derrota está casi asegurado. El asunto de la unidad en las próximas elecciones, además de ser un tema de principios y de cercanía ideológica, así como la posibilidad de construir una nueva mayoría democrática y plural, es también un tema de supervivencia política.

Lo que hay que destacar, en este contexto, es la audacia de Keiko Fujimori de señalar a esta derecha un posible camino, que tiene obstáculos y problemas, pero que es al mismo tiempo tan válido y hasta mejor (para Keiko) que las otras opciones que hoy manejan las derechas en el país.

De otro lado, la propuesta de Keiko Fujimori no se restringe al tema de la candidatura del padre o de ella misma. También busca orientar respecto a cuál debe ser el futuro del país y el rumbo del próximo gobierno. Lo que nos quiere decir la hija del dictador es que ese camino es una suerte de un Fujimorismo 2.0. Dicho con otras palabras: terminar lo que comenzó Alberto Fujimori con el golpe civil-militar de 1992. Es cerrar con "broche de oro" lo que sería la construcción de un gobierno autoritario de larga data mediante la instauración de un "régimen de excepción", es decir que crea, al igual que su propia legalidad, para mantenerse en el poder, como fue la dictadura fujimorista.

El "lanzamiento" presidencial de Alberto Fujimori, más allá de que sea o no un "globo" de ensayo", constituye una humillación y una derrota para todos aquellos que luchamos contra el régimen autoritario, corrupto y neoliberal, en particular la de sus víctimas, tantos los perseguidos como las asesinadas en esos años, que hasta ahora reclamaban justicia y reparación. Así como aquellos que vieron afectadas sus vidas por la pérdida de derechos y de sus fuentes de trabajo.

Es también una suerte de regreso al cinco de abril 1992; es como la vuelta del sicario que viene a terminar su "faena". No nos olvidemos que el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos violaron sistemáticamente los derechos humanos, cometiendo crímenes de lesa humanidad, corrompieron la política, compraron a políticos y a medios de comunicación para destruir honras y trayectorias de gente honrada, vendieron a precios irrisorios empresas públicas y que hoy promueven una ola de nuevas privatizaciones para favorecer a unos pocos empresarios privados… Los fujimoristas y sus aliados, desde el Congreso y con la complicidad del gobierno de Boluarte, vienen dando leyes que favorecen a mafias, a grupos delincuenciales y la impunidad de corruptos. Por último, tampoco nos podemos olvidar que el indulto concedido por PPK a Alberto Fujimori no borró sus crímenes.

Hacemos un llamado a todas y todos los peruanos y peruanas a frenar esta restauración fujimorista iniciada tanto por este Congreso corrupto y mafioso como por este gobierno mediocre y aliado de la derecha peruana. Así como Keiko Fujimori ha sido la candidata de los ricos en las últimas elecciones presidenciales, así también lo será su padre: Alberto Fujimori o la propia Keiko Fujimori, según las circunstancias lo requieran. Por ello es el momento de decir: ¡No pasarán! El instrumento deberá ser la construcción de un Frente Popular capaz de representar a los trabajadores, a las regiones, a las mujeres, a los medianos y pequeños empresarios, a los agricultores, a los comerciantes y a los pobres de este país.