Ni sano ni sagrado y la oportunidad perdida

Por: 

Víctor Suarez Palacios,Historiador

Cuando en los primeros días de diciembre de 1526 muere Huayna Capac, se despliegan todos los mecanismos sucesorios incaicos,  asumiendo el gobierno  Huascar Inka, quien tuvo que afrontar la oposición de su hermano Atahualpa por aproximadamente cinco años. En este contexto  llega Pizarro a Cajamarca el 15 de noviembre y toma prisionero a Atahuallpa al día siguiente, el 16 de noviembre de 1532.

El regio prisionero, conocedor de su ilegitimidad, manda asesinar a su hermano Huascar, verdadero Sapa Inka, luego Pizarro asesina a Atahuallpa el 26 de julio de aquel año,  designando los españoles a Tupac Huallpa como nuevo Sapa Inka. Envenenado en Jauja, es luego reconocido como Sapa Inka, Manco Inca quien recibe a los españoles en el Cusco el 15 de noviembre de 1533.

El español Diego Méndez asesina a Manco Inka en Vitcos en 1544 y toma la Borla Imperial Sairy Tupac en 1545 quien muere en 1561. Se ciñe la Mascapaicha en 1562 Titu Cusi Yupanqui surgiendo en el año 1565 el movimiento sacro nativista TAKY ONQOY como respuesta pacífica a la subversión del orden cósmico andino. En el año 1571 muere en Vilcabamba el Inka Titu Cusi Yupanqui, asumiendo el último de los incas Tupac Amaru I en junio de 1572,  capturado y luego decapitado en el Cusco por orden del Virrey Francisco de Toledo el 22 de setiembre de 1572.

La crisis sucesoria a la muerte de Huayna Capac no se ha resuelto en términos políticos ni religiosos, hasta el día de hoy. Crisis sucesoria irresuelta y profundizada con la muerte del último Inka, decapitado en la plaza del Cusco. Por estas razones surgen movimientos nativistas, milenaristas y mesiánicos como el Taky Oncoy, o la llamada Utopía Andina con figuras como Juan Choqne, Juan Santos Atahuallpa o el mismo Tupac Amaru II. Desarrollados magistralmente en “El Retorno de las Huacas” o “Buscando un Inka”, es imperativo un “principio reordenador del caos existente”.

En este contexto histórico social surge la figura del ex Presidente Toledo como el “...cholo sano y sagrado…” quien se presenta como un Pachacutek, como el cosmos u orden restaurador del caos o desorden (instaurador del orden un día perdido) además acompañado de su oferta simbólica política, su rol de luchador en la “marcha de los cuatro suyos” y  porque sus rasgos andinos acompañaban en el imaginario popular y en el inconsciente colectivo esa oportunidad perdida y tarea pendiente del Perú milenario de restaurar el orden cósmico andino como condición para edificar una sociedad más justa de buen gobierno…una Pachakutyruna en términos andinos con proyección nacional.

El ex Presidente Alejandro Toledo ha dejado pasar la oportunidad histórica de “sanar las viejas heridas” que nos dejó la conquista y resolver la “crisis sucesoria”, pues no solo ha defraudado a toda la Nación, sino que ha demostrado estar en las antípodas del Inka Pachakutec, invocado por su esposa y elocuente defensora, quien acuño la hoy famosa frase, vacía y sin contendido por cierto de “…mi cholo es sano y sagrado…” aludiendo al Inka Pachacutek, quien debe ser el hombre más grande que la historia de la América Pre-colombina haya producido, además de gran estadista, gran guerrero y planificador, pero sobre todo hombre honesto, cualidades ajenas a la ahora fantasmal figura de Alejandro Toledo, quien tiene una deuda histórica, eterna e impagable con el Perú.

 

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