Las niñas y su derecho a serlo
Rossina Guerrero Vásquez-Promsex
El martes 3 de abril, la Defensoría del Pueblo fue citada al Congreso de la República para dar cuenta de la solicitud que hizo al Ministerio de Salud para que cumpla con su deber de informar sobre los alcances de la ley que le permitiría a una niña apelar al aborto.
Y es que la Defensoría constató que se vulneraron los derechos de una niña de 13 años, embarazada producto de una violación sexual, a la que no se le brindó información oportuna, sobre la posibilidad de acceder a un aborto terapéutico. Esta omisión dejó a la niña en situación de vulnerabilidad, lo que constituye un incumplimiento al deber del Estado peruano de protegerla.
Un grupo de congresistas señaló que, para una niña víctima de violación de 13 años, el aborto terapéutico es peor que el abuso sexual ¿en qué se basan para afirmar esto? Debemos confiar que, tal como debe ser la conduta congresal, se basan en una revisión de la evidencia científica. Entonces, ¿cómo así obviaron los estudios que señalan los graves riesgos a los que se exponen las niñas con un embarazo?
Debemos confiar que revisaron la ley vigente que contempla el aborto terapéutico, y sus alcances ¿Cómo así obviaron que el Estado peruano ha sido sancionado internacionalmente por haber vulnerado los derechos de otra niña de 13 años a la que se le negó el aborto terapéutico por un embarazo producto de violación?
Debemos confiar que han conversado con las niñas o sus madres. Por ejemplo, ¿se acercaron a conversar con la familia de la niña de trece años que murió hace poco más de un mes en Ica, por un embarazo producto de una violación? Seguramente nos dirán que, para esa familia, y las otras que han visto morir a sus niñas, eso es mejor que haber tenido la posibilidad de un aborto terapéutico.
La muerte es el peor de los impactos y, si logran sobrevivir, estas niñas no solo afrontarán las graves consecuencias de una violación sexual en su salud mental y física, sino que tendrán que criar al hijo de su violador. Sí, el cual puede resultar su hermano, primo o tío, pues los agresores son parte del entorno familiar en casi todos los casos.
Y algunos congresistas nos quieren hacer creer que eso es normal, que las mujeres tenemos que asumir todos, absolutamente todos, los efectos de la violencia, incluso los de la violación. Por eso, les parece normal que una niña de 13 años se convierta en madre. “Que aguante pues, total, para eso hemos nacido las mujeres, para aguantar y eso lo tenemos que aprender desde chiquitas”. Ese es el fondo del asunto.
Decidir que es peor o mejor para la vida de una niña no es una prerrogativa de los legisladores. Y en el caso de continuar o interrumpir un embarazo, le compete a cada niña, a cada mujer tomar esta decisión. Pero en este país, donde el aborto terapéutico es legal, ni siquiera en estos casos extremos de niñas se quiere cumplir con la ley.
El aborto terapéutico es legal desde hace 95 años. En ese momento, el Congreso vigente decidió que, ante un embarazo que pone en riesgo la vida o la salud de la mujer, se opta por preservar la de la mujer. Parece ser que tienen la decisión de interferir para que así la ley no se cumpla. Parece que nos quieren hacer retroceder a antes de 1924, donde las mujeres no votábamos, teníamos la obligación de tener relaciones sexuales con nuestros esposos/ parejas, o el violador se podía casar con nosotras para quedar libre de pena.
En el Perú, cada día al menos cinco niñas entre los 9 y 14 años se convierten en madres producto de una violación, sus vidas se condenan al horror por un Estado que se niega a cumplir con la ley, pero hay esperanza, pues ayer también se escucharon a otras congresistas y a una Defensoría del Pueblo respondiendo con base en la evidencia, a los derechos y a la justicia, y ese es el camino para seguir si se quiere que nuestras niñas tengan un desarrollo pleno, sigan siendo niñas y no madres.
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