La terquedad del MEF nos lleva a la crisis fiscal

Algo tan reciente como el Marco Económico Multianual, publicado en mayo, se supone que la guía para la política económica del gobierno, parece ahora un chiste. ¿Qué pasó con los muchachos del MEF y su jefe el ministro Luis Castilla, no sabían acaso que se nos viene con todo el segundo coletazo de la crisis económica internacional?  Increíble pensar que no estaban enterados, el problema es que están guiados por tremendas anteojeras ideológicas que no los dejan ver la realidad. Los principales bancos y diversos analistas rebajan el estimado de crecimiento en el 2013 de 6.5% a cerca de 5% y el diario Gestión del jueves 14 de agosto, señala que el crecimiento interanual en junio fue de 4.4%.

El caso es que producto de una reducción en las exportaciones a consecuencia de la crisis el gobierno tendrá una recaudación fiscal debajo de lo esperado en unos 8 mil millones de soles. Las proyecciones del MEF pronosticaban un aumento real de 8  por ciento de los ingresos tributarios, pero no hay tal aumento. Los precios de los metales han caído; el oro de los 1,700 dólares la onza a unos 1,300 ahora; el cobre el año pasado estaba en 3,60 y ahora está en 3,20 dólares la libra. La minería no deja de tener ganancias extraordinarias (por muchos años hemos tenido el oro debajo de los 500 y el cobre en 1 dólar la libra), pero de todas maneras las utilidades bajan y el impuesto a la renta también. Otros rubros de impuestos aumentan por el crecimiento económico, pero apenas compensan esta caída.

No está demás señalar que esta caída en la recaudación de 8 mil millones de soles es casi el triple de los 3 mil millones que cuestan los programas emblemáticos del gobierno como Qali Warma, Beca 18, Pensión 65 y otros esfuerzos “focalizados” en los que el gobierno basa su alicaída popularidad. Tenemos entonces, ya presente, una crisis fiscal, prólogo, muy posiblemente de una crisis económica.

¿Cómo reacciona el ministro Castilla frente a esta situación? Insistiendo en las recetas ya fracasadas tanto en el Perú como, en situaciones similares, en otros países. Primero, la austeridad fondomonetarista de siempre que reduce la demanda interna y agrava la desigualdad. Luego, reitera la necesidad de dar las mayores facilidades a la inversión privada, aún a costa de los trabajadores y de los controles sociales y ambientales para que la inversión se realice de manera sostenible. A ello agrega un olvido de la inversión pública, cuya promoción debería en estos momentos redoblarse, y que es urgente en sectores prioritarios como salud, educación e infraestructura. (Ver nuestro suplemento No.26).

Pero más problemática aún es la respuesta de Castilla cuando le sigue facilitando fondos a los distintos ministerios y programas del gobierno central, mientras corta las transferencias para los gobiernos locales y regionales basados en el canon. El impuesto a la renta de las mineras se divide en 2 partes, la mitad para el gobierno central, la mitad para gobiernos regionales y locales. Ambas se han achicado. Sin embargo, al gobierno central el MEF sigue dándole cada vez más recursos, aun cuando tenga menos fondos del impuesto a la renta. En cambio, para las municipalidades y gobiernos regionales, el recorte del canon ha sido feroz, quitándoles más de 1,000 millones de soles.

Las reacciones populares frente a esta situación no se dejan esperar. Acabamos de sufrir una larga huelga del sector salud que sobre todo refleja el abandono del mismo por varios gobiernos en los últimos 20 años. Estamos sufriendo otra paralización de controladores aéreos y se anuncian movilizaciones de aquellos dedicados a la minería ilegal. El gobierno prefiere seguir buscando agitadores que soluciones de fondo para estos problemas. Esperemos que la necedad termine más temprano que tarde.

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