La oferta más falsa del mundo

Por: 

Salomón Lerner Ghitis

El empresario-presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y su yerno Jared Kushner, no conocen la historia del Medio Oriente, no se han percatado que los pueblos que han habitado en esta región reclaman los mismos derechos, y que existe un compromiso de varios presidentes estadounidenses (Obama, Clinton, Bush) de una solución de dos estados: Israel y Palestina. Y que actualmente hay una propuesta de 132 diputados en la Cámara de Representantes que solicitan y apoyan una moción cuya solución está basada en la política de los dos Estados.

Algunos en su sano juicio creen que 50 billones de dólares, comprarán la conciencia, el sufrimiento, el olvido a millones de palestinos por su causa de ser libres en un Estado independiente. Creen que los pueblos venden su lucha por unos dólares.

La situación en Gaza y Cisjordania es problemática: desempleo, falta de infraestructura, inversiones y cierre de sus fronteras, especialmente en Gaza, que impide un desenvolvimiento razonable a varios millones de árabes que no pierden la esperanza de algún día ser reconocidos y lograr un Estado independiente.

Los continuos errores en la política exterior norteamericana o su confusión en enfocar los problemas mundiales con altanería, agresividad o en oposición a los reclamos de las mayorías de los habitantes del mundo occidental, confirman que en lugar de acercarse a sus antiguos aliados, los Estados Unidos se alejan cada vez más de ser el país hegemónico del orbe.

Actualmente se reúnen en Jerusalén los ministros de Asuntos Exteriores y sus respectivos jefes de seguridad de Rusia, Israel y Estados Unidos, para tratar de resolver los errores producidos por este último en su cruenta lucha contra Isis y la guerra en Siria, fenómenos que han dejado más de 250 mil muertes y más de 3 millones y medio de refugiados.
En simultáneo, Trump lanza - como gran solución - el "plan del siglo" en Bahrein llamado "Paz para la Prosperidad", para invertir 50 billones en los próximos diez años basado y construido bajo tres pilares: el pueblo, la economía y el gobierno para distribuirlos en carreteras, ferrocarriles, educación, industrias, etc. en el área de Gaza, Cisjordania, Siria, Jordania y Líbano.

Es decir, un plan económico, de compra de voluntades, sin resolver el problema político por lo cual los estados árabes no lo han respaldado, generando así una derrota en la política exterior del magnate hotelero que despacha desde Washington.

Aquí termino estas líneas tras presenciar experiencias democráticas, humanas e históricas, con concentraciones y movilizaciones de 25 mil a 250 mil personas en igualdad de derechos. Personas que recuerdan los sufrimientos de los fundadores del estado, la persecución en los campos de concentración, y que hoy pueden manifestarse contra la inmunidad parlamentaria y por la vigencia de los derechos humanos para todos, cualquiera sea la raza, la religión, con un sentido de futuro para la tranquilidad y bienestar de su pueblo, sabiduría e inteligencia, revolución digital en medicina, energía solar y desarrollo del agro para el ser humano que redunde en mayores éxitos para sus habitantes.

Eso, es lo que no entienden Estados Unidos y sus aliados: la dignidad y la soberanía no se venden por los dólares que la hegemonía norteamericana pueda entregar. La libre autonomía de los pueblos aún sigue siendo un valor que no se puede comprar.

 

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