El viernes pasado, la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, anunció lo que suponíamos: su candidatura a la reelección de Lima Metropolitana.

Con la idea fuerza de “Reformas vs. Retroceso”, enmarcada además en la otra polarización que es “Honestidad vs. Corrupción”, la lideresa promete continuar con los procesos de reforma iniciados durante su primera gestión y cuyos resultados serán vistos en el mediano y largo plazo. El inicio de ellas, sin embargo, no puede negarse y en ciertos casos, como el del cierre del Mercado de La Parada, se trata de difíciles tareas cumplidas.

En apoyo a esta candidatura se encuentran diversas fuerzas democráticas de distintas vertientes que, al margen de sus propias diferencias, comparten una visión de Lima que se condice con la visión de la gestión actual y el programa que prepara para un eventual segundo gobierno. Con la inscripción del partido político Diálogo Vecinal, esta es la propuesta que se perfila para Lima con el apoyo de otras fuerzas políticas tales como el Frente Amplio, Somos Lima, Perú Posible, bases del Partido Nacionalista, etc. La suma de fuerzas políticas es llamada “Coalición Democrática por Lima” y ha suscrito un documento con los acuerdos de lineamientos programáticos para el gobierno municipal 2015-2018.

La intención es continuar las reformas fundamentales iniciadas por la gestión de Susana Villarán. Se comprometen, por ejemplo, a continuar la reforma del transporte y eliminar así el esquema afiliador-comisionista para ofrecer un servicio rápido, seguro y no contaminante. Además, acuerdan expandir con mayores recursos los programas de espacios públicos como los parques zonales y el programa Barrio Mío, la Costa Verde y el gran proyecto Río Verde. Por otro lado, continuar con el avance de proyectos estructuradores respecto de materia vial como son Vía Parque Rímac, las Vías Nuevas de Lima y la ampliación de la Vía Expresa. Asimismo, consolidar el gran sistema mayorista de alimentos, lo cual es posible ahora dado que se ha implementado ya el Gran Mercado Mayorista de Lima en Santa Anita. Estos son los puntos más importantes de un acuerdo bastante más largo.

La gestión de Susana Villarán ha sido, cuando menos, turbulenta. Y esto no se debe únicamente a algunos aspectos que siguiendo una autocrítica responsable puedan subsanarse en una segunda gestión, sino sobre todo a una oposición férrea e interesada que inició a todo tropel desde el día en que la alcaldesa asumió su cargo. Recordemos, por ejemplo, que el proceso de recolección de firmas para exigir la revocatoria fue iniciado al día siguiente de que asumiera el cargo. Esto evidencia las reales intenciones detrás de una oposición que busca regresar a la comuna limeña que tanto les ha servido a sus propios bolsillos y para lo cual Villarán constituye el principal de los obstáculos.

Lo cierto es que nos encontramos ante la posibilidad de mantener lo iniciado por esta gestión o regresar a las condiciones en que la ciudad se ha encontrado durante la última década debido a los gobiernos de derecha que buscan regresar a Palacio Municipal. Para ello, no sólo se han valido de una oposición terca desde que Villarán inició su gestión, sino que también han buscado mostrarla como una alcaldesa ineficiente que no tiene obras que mostrar. Lo cierto es que las reformas iniciadas no concluyen en periodos cortos, los trámites legales para la reforma de transporte, por ejemplo, no son producto de un proceso de algunos días. La pregunta que podríamos hacer como ciudadanos comprometidos es “¿qué esperaron los gobiernos municipales anteriores para dar inicio a las reformas?”. Recordemos que la eficiencia no puede medirse únicamente en kilómetros de cemento.

Finalmente, con el lema #SiSeAtreve, Villarán promete seguir en la carrera. Algunos la han llamado “atrevida” y lo cierto es que en una ciudad como Lima, es un deber serlo.