La crisis como oportunidad

En la actualidad ya todos aceptan que la crisis económica internacional que se iniciara el 2008 tendrá un segundo coletazo próximamente que afectará el crecimiento económico peruano de los últimos diez años. Los síntomas ya se sienten con la baja, todavía moderada, de los precios de los minerales que son nuestro principal producto de exportación.  Frente a esta situación el gobierno del Presidente Ollanta Humala, a través del Ministerio de Economía y Finanzas, ha tomado un conjunto de medidas para enfrentarla. Sin embargo, como trataremos de explicar en las siguientes páginas, se trata de medidas claramente insuficientes, que parten de un errado diagnóstico del problema y reducen la solución a cuestiones administrativas y laborales.

En Otra Mirada consideramos que este próximo coletazo debe ser tomado como una oportunidad para empezar a cambiar el modelo primario exportador de minerales que nos rige. Nos preocupa, por ello, que desde el gobierno se insista en las mismas recetas de siempre, creyendo que el problema lo tienen los burócratas y los trabajadores y no repensando la calidad del crecimiento que hemos tenido en los últimos años, para encontrar allí las claves de la corrección, no solo para enfrentar mejor lo que se nos viene sino también para modificar las aristas más perniciosas del modelo que vivimos.

Si tenemos una importante cantidad de dinero acumulado para enfrentar este tipo de eventualidades (70 mil millones de dólares de reservas en el BCR  y 8 mil más en el MEF para contingencias) eso es bueno, pero no suficiente. Lo fundamental es implementar medidas que estimulen el consumo, como el aumento de salarios y la inversión, tanto la pública como la privada, en infraestructura, ciencia y tecnología, educación y salud; sectores todos en los que existen agudos déficits. Asimismo, es hora que el gobierno se acuerde de recuperar el gas de Camisea  y este deje de dilapidarse en el negocio de exportación como materia prima. El gas debe servir para las necesidades energéticas del país, priorizando la constitución de un polo petroquímico en el sur de manera tal que potencie el mercado interno y eventualmente se exporte con valor agregado. Por último, se debe identificar en cada macroregión un polo de desarrollo industrial adecuado a las ventajas comparativas del lugar para promover cadenas de valor que generen puestos de trabajo en el sector productivo.

El camino contrario, de sobrexplotación del trabajo, al querer generalizar los regímenes excepcionales de las pymes o el agro a todos los trabajadores o negligiendo el aumento del salario mínimo, no nos llevan sino a la recesión y a la polarización social. Asimismo, el rebajar las exigencias para el cumplimiento de normas ambientales, sociales o de cuidado de restos arqueológicos; no hace sino perjudicar al conjunto de la sociedad en función de mantener la ganancia empresarial a cualquier precio. No desperdiciemos esta oportunidad que, paradójicamente, nos brinda la crisis, para usar de la mejor manera las ganancias de los buenos tiempos y, a la vez, enrumbar al país por un camino de desarrollo de la economía nacional que de empleo a los peruanos y nos sirva para conducirnos mejor en este mundo cambiante.

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