Ignorar la guerra Israel-Irán hace que la escuela parezca irrelevante para los alumnos
León Trahtemberg
Para los escolares ignorar la guerra entre Israel e Irán es no saber en qué mundo viven y eso contribuye a sentir irrelevante su experiencia académica escolar.
Por más que los escolares de secundaria sepan usar redes sociales, sigan a influencers internacionales o naveguen en inglés, muchos no saben nada -o casi nada- de la guerra entre Israel e Irán. Y no se trata de una omisión trivial. Es una señal alarmante de desconexión con la realidad global, una evidencia de que la escuela, los medios y la sociedad han fallado en formar ciudadanos conscientes del mundo que habitan.
Pregúntales quiénes son los protagonistas de esa guerra. ¿Qué motivó las operaciones israelíes contra las instalaciones nucleares de Irán? (llevadas a cabo para evitar que el régimen iraní desarrolle armas atómicas). ¿Qué motivó el ataque iraní al Instituto Weizmann de Ciencia? (destruyendo 45 laboratorios donde se investigaba el cáncer, el envejecimiento celular o las terapias del futuro). La mayoría no sabrá qué responder. Así, el conflicto se mueve entre la ciencia y la guerra, entre el laboratorio y el misil. Lo que empieza como una acción estratégica para prevenir una catástrofe puede terminar destruyendo años de investigación que beneficiaban a la humanidad. ¿Y cómo explicamos eso a nuestros estudiantes si no les damos las herramientas para entenderlo?
Además, la creciente participación de Estados Unidos en los ataques contra instalaciones nucleares iraníes agrega una capa de complejidad geopolítica al conflicto. Cuando Washington interviene directamente —ya sea con inteligencia, tecnología o ataques encubiertos— el conflicto deja de ser exclusivamente regional y se convierte en un pulso entre potencias globales. Esto intensifica las tensiones con China y Rusia, agita los mercados, polariza a las naciones árabes y redefine alianzas estratégicas en todo el mundo. Para los estudiantes peruanos, esto significa que las decisiones que se toman en Teherán, Jerusalén o Washington podrían condicionar, de forma indirecta pero real, su futuro profesional, migratorio, económico o incluso ambiental.
Pero el problema no es solo no saber; es no entender lo que implica no saberlo. Porque esta guerra no es un drama lejano entre países que “siempre han estado en guerra” como a veces se dice con desdén. Es una batalla que reconfigura la ciencia, la economía, la seguridad, la tecnología y la geopolítica del planeta entero. Y eso incluye a Perú.
¿Cómo nos afecta esta guerra, aunque estemos tan lejos?
El precio de la gasolina sube cuando se tensiona el suministro global de petróleo. Y eso golpea el bolsillo de cada familia peruana.
Los mercados internacionales se vuelven inestables. Baja el valor de exportaciones, suben los productos importados, tiembla el dólar.
La ciencia retrocede. El ataque al Instituto Weizmann hizo retroceder años —a veces décadas— de investigaciones médicas con impacto global.
La tecnología se militariza. Avances en drones, ciberseguridad e inteligencia artificial surgen en estos escenarios de conflicto y luego se trasladan a la vida civil. Eso afecta desde las profesiones del futuro hasta la vigilancia en redes sociales.
El mapa de alianzas cambia. Las decisiones de China, EE.UU., Rusia, Arabia Saudita o Irán reconfiguran tratados comerciales, financiamientos, becas internacionales, inversiones… ¿Y de eso no deberían saber nuestros estudiantes?
Un escolar que no sepa por qué Israel e Irán están enfrentados vive en una burbuja informativa peligrosa. Porque mientras él repite que “eso está muy lejos”, el mundo ya cambió sin que lo note. Ignorar un conflicto como este es como no ver el terremoto mientras ya estás bajo los escombros.
Es urgente que la escuela, la familia y los medios reinstalen el mundo real en la conversación de los adolescentes. No como una clase aburrida de geopolítica, sino como un entrenamiento para entender su propia vida, su economía familiar, su futuro profesional y su identidad como ciudadanos globales.
Saber quién es Israel y quién es Irán, qué está en juego en su guerra y cómo eso nos toca a todos no es erudición. Es supervivencia. Es visión. Es educación para vivir en el mundo, no solo para aprobar exámenes.