Hace falta agua limpia y segura

Por: 

Pedro Francke

El 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua. No hay motivo para celebrar en el Perú. Seis millones de peruanos carecen de conexión de agua en sus casas. Somos uno de los países latinoamericanos con mayor porcentaje de gente sin conexión a una red de agua. El desinterés de los gobiernos en llevar agua a las zonas rurales donde la falta de acceso es mayor, ha sido mayúsculo.

325 mil limeños tienen que comprar su agua por camión cisterna. Son pobres y pagan más que el resto; destinan 10% de su presupuesto al agua frente a apenas 1 a 2% en el decil más rico. Y apenas el 3% de esa agua de cisterna tiene la cantidad de cloro mínima necesaria para ser segura.

Pero el problema no es solo de los que no tienen conexión de agua. Menos de 30% del agua que llega a los domicilios tiene el nivel de clorificación mínimo para considerarse segura, es decir “potable”. Es decir, creemos que se trata de agua potable, pero no lo es, solo se trata de agua entubada, pero no de agua segura para la salud. En las zonas rurales, apenas 1 por ciento del agua que llega por redes públicas, tiene suficiente cloro para ser segura.

El agua es también esencial para la agricultura. Hoy sigue el paro indefinido en el valle de Tambo, Islay, organizado por la junta de usuarios de agua de riego, defendiendo su lindo y productivo valle contra el proyecto Tía María.

Es evidente que hace más inversión y mejor gestión del agua. Más inversión porque hacen falta proyectos de captación, traslado, tratamiento y distribución del agua. Pero aunque falta presupuesto, lo que se cobra por el agua a las empresas mineras que sacan oro, que usan mucha agua, es apenas el 0,001% (es decir una cienmilésima) de su costo total; para cobre es el 0,004%. Debemos lograr más financiamiento para proyectos de agua.

Pero la gestión de las cuencas es igualmente importante. Si el agua se contamina en las partes altas, llegará sucia a todo el resto del valle. Si río arriba el agua se deriva a minas o industrias, quizás no alcance para las partes bajas. Hay que tener en cuenta, además, que el calentamiento global está derritiendo ese gigantesco reservorio natural que son nuestros glaciares y que por eso el Perú es el 3er país más afectado por el cambio climático.

El agua es un derecho humano que requiere de políticas firmes y claras y una fuerte inversión. Todavía no las tenemos. Hay que lograrlo.

Publicado en El Diario Uno, 25 marzo 2015

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