Este domingo 24 de noviembre son las elecciones municipales para Lima Metropolitana con el fin de elegir a 22 nuevos regidores que nos representarán en lo que queda de la actual gestión municipal, esto es, poco menos de un año.

En total participarán siete organizaciones políticas: Acción Popular, Partido Humanista Peruano, Partido Popular Cristiano, Perú Posible, Somos Perú, Tierra y Dignidad, cuyas propuestas de gobierno han sido poco difundidas en un proceso electoral que, hasta ahora, casi nadie entiende.

¿Cómo llegamos a esta situación? Todo se inició con el proceso de revocatoria de marzo pasado que promovió el “revocador” Marco Tulio Gutiérrez y el ex alcalde Luis Castañeda Lossio. Este último sin atreverse a asumir públicamente su afán revocador pero claramente comprometido con este espíritu poco democrático. Finalmente, los revocadores no lograron su principal objetivo: sacar del sillón municipal a la alcaldesa Susana Villarán. Sin embargo, fueron revocados casi todos los regidores oficialistas. Seis meses después, estamos obligados a acudir nuevamente a las urnas.

Es necesario conocer los problemas que se generan cuando se hace mal uso de un proceso de consulta revocador que, como en el caso de Lima Metropolitana, no tuvo un real fundamento. Primero, el funcionamiento de la gestión se verá afectado porque a los nuevos regidores les tomará cierto tiempo aprender y acoplarse a sus funciones. Segundo, probablemente en estas nuevas elecciones la lista oficialista no ganará todos los cargos, por tanto, en el Concejo Municipal dejará de tener mayoría, con lo cual se perderá la estabilidad que se necesita para empujar los importantes programas y proyectos que se vienen ejecutando. Tercero, estas nuevas elecciones municipales no han despertado el interés ciudadano, sino por el contrario un malestar, cuando no un rechazo, al que se le agregaría un costo no menor de 110 millones de soles para su realización. Cuarto, se hace evidente ajustar la normatividad vigente sobre el proceso de revocatoria para no terminar dañando al sistema democrático como viene ocurriendo.

Por todo lo descrito, este domingo hay que ir a votar. Y consideramos que la mejor alternativa es votar por la lista que asegura la continuidad de la gestión de Villarán y que lleva el nombre de Tierra y Dignidad (TyD). La lista de TyD está compuesta por jóvenes y líderes sociales de izquierda, quienes fueron elegidos en elecciones primarias hace unos meses. Son, como ellos mismos señalan, el “nuevo equipo de Susana Villarán”. Así, debemos votar para que programas inclusivos como Barrio Mío y Cultura Viva sigan beneficiando a miles de limeños, mejorando sus condiciones de vida. A votar para que la reforma de transporte, que cuenta con el apoyo del 60% de limeños, siga adelante y para que el Mercado Santa Anita se convierta en el centro de abastos saludable que Lima necesita. Pero sobre todo hay que votar porque la mafia corrupta que se esconde tras la fracasada revocatoria no se salga con la suya, y logren debilitar una gestión municipal honesta y trabajadora.

Este domingo debemos insistir en construir una ciudad democrática, honesta, para que el lema “que robe, pero que haga obra” no tenga nuevamente cabida.