Laura Arroyo Gárate
Nunca a la derecha se le ha hecho tan difícil responder a las fuerzas progresistas. Una cosa era apostar, junto con los parlantes mediáticos de la derecha, por tumbarse a uno o cuatro ministros por las razones que fueran, y otra decir sin ningún tapujo que se oponían al aumento del salario mínimo.