El progresismo en América Latina ¿Fin de un ciclo o proceso abierto?

Carlos Ominami, es un economista chileno, exministro de Economía durante el gobierno de Patricio Aylwin, y senador de la República durante 14 años. Dirigente y militante de la izquierda en el país sureño, ha publicado diversos libros sobre la política y la economía tanto de su país como de la región. 

Su más reciente trabajo es “Claroscuro de los gobiernos progresistas América del Sur: ¿fin de un ciclo histórico o proceso abierto?”, publicación en la cual realiza el trabajo de editar y compilar diversos artículos y ensayos sobre el papel de los distintos gobiernos, llamados progresistas en América del Sur. 

En este sentido los diversos autores, cada uno desde diferentes miradas y posiciones, buscan contribuir a una contabilidad lo más fiel posible de activos y pasivos, destacando avances y retrocesos, logros y fracasos de los regímenes de “izquierda”. 

Los países y gobiernos involucrados en el análisis son: Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Bolivia con Evo Morales, Ecuador con Rafael Correa, Brasil con Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff, Argentina con Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Chile con Ricardo Lagos y Michelle Bachelet y finalmente Uruguay con Tabaré Vásquez y Pepe Mujica. 

Claves para el análisis
Ominami señala en la introducción del texto que, en una región como América del Sur acostumbrada a regímenes dictatoriales, la alternativa de los gobiernos progresistas significó el regreso a una democracia, ayudada por un clima de crecimiento económico, estabilidad macroeconómica y disminución de la pobreza.  Sin embargo algunos gobiernos consolidaron la democracia sin una dinámica de crecimiento a largo plazo, así mismo fueron acusados de impartir un populismo en la distribución de rentas. 

Un punto a favor de estos regímenes fue desestabilizar una recomposición de la clase dominante en los países de rupturas más radicales como Bolivia, Ecuador y Venezuela, reduciendo la pobreza y la marginalidad excluyente; actitudes que la oligarquía nunca intentó realizar a pesar del crecimiento económico. 

Por tanto el núcleo central de la crítica a los gobiernos progresistas es su lenta capacidad de respuesta a las exigencias de una clase media ascendente que comienza a pedir educación, salud y transporte de calidad. La ideología de los reclamos es de corte neoliberal, ya que las clases medias creen que lo avanzado es parte de su esfuerzo y todo lo malo es propiciado por el mal manejo del gobierno y la política corrupta.  

En el aspecto político el ciclo actual está marcado por [des]continuidades de las fuerzas políticas que asumieron el gobierno, quienes no dejaron sucesores realmente fuertes para enfrentarse a las propuestas neoliberales en cada uno de los países comprometidos, donde perdieron la aprobación popular. En este sentido el Frente Amplio uruguayo se presenta como una salida hacia la consolidación de recambios generacionales, que permitan constituir una clase política diligente desde la izquierda. 

En el aspecto económico. La izquierda asume un equilibrio macroeconómico que no se había producido en décadas pasadas, pero no considera una diversificación productiva que lo lleva a la reprimarización de la economía. La integración regional que en discurso aparece consistente, en el plano real no logra un gran avance, debido a que los gobiernos progresistas fueron armando una integración con los centros mundiales.  Con pros y contras se les puede describir históricamente como un hito, un antes y después en América del Sur. 

La ofensiva conservadora
Un aspecto que también se analiza es el del papel de los medios de comunicación y su arremetida desde los sectores conservadores que “es más que una simple campaña. Su objetivo es mucho más ambicioso: derrotar la idea misma de cambio estructural, de reforma profunda. No se satisface con un triunfo electoral; busca una victoria cultural, estratégica, que garantice pasividad social y política por un periodo largo.” (Ominami, 2017: 20). Aquí es claro que se da una disputa ideológica – cultural. La ofensiva gana espacio político tildándolos de populistas, corruptos e incompetentes. 

Para calmar la ofensiva conservadora se presenta una esperanza, la absolución de Lula de los procesos de corrupción que se le imputan, ofreciéndole a la izquierda latinoamericana la oportunidad de desvincularse de la corrupción del sistema. Empero la posibilidad de desesperanza también está presente, esta es la  agudización de la ruptura constitucional en Venezuela. Otras promesas de alivio están en juego, Lenin en Ecuador, la creciente agitación social en Argentina, Evo recuperando fuerzas en Bolivia y el frente uruguayo obteniendo potencia. La historia está abierta. El ciclo no está cerrado. 

En resumen Claroscuro se presenta como una alternativa de comprensión sobre lo que ocurre actualmente en Latinoamérica, examinando el rol de los países con gobiernos denominados progresistas, analizando las dimensiones políticas, económicas y mediáticas de su contexto. A su vez los autores, quienes escriben desde diferentes puntos geográficos suman una diversidad de horizontes de sentido acerca de la realidad contemporánea. Además las investigaciones mostradas en el libro nos brindan las herramientas necesarias para enfrentarnos a los tiempos difíciles vividos en nuestra región. 

 

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