El fin de la servidumbre doméstica
Editorial Noticias Ser
La emergencia sanitaria reveló que en el caso de las trabajadoras del hogar, sus derechos básicos fueron pisoteados y vulnerados algunas incluso se vieron en un estado de esclavitud ante la necesidad de no quedar en la calle a merced de la enfermedad.
Es por ello, que la promulgación de la ley que garantiza sus derechos laborales, es un hecho que merece ser saludado pero también necesita ser vigilado para que su cumplimiento sea efectivo, tal como lo plantea este editorial de Noticias SER que compartimos esta semana.
El presidente Vizcarra ha promulgado la ley de trabajadoras del hogar, una norma producto de una larga lucha gracias a la cual desde hoy se reconoce y protege derechos básicos a quienes dedican sus vidas a tareas fundamentales en los hogares de miles de familias, como la limpieza de la vivienda, la preparación de alimentos e inclusive el cuidado de los niños, niñas y adultos mayores, un esfuerzo enorme y muy poco valorado.
Resulta increíble que recién al final de la segunda década del siglo XXI, se reconozca que las trabajadoras del hogar tengan derecho a contratos por escrito, a un horario de trabajo, al pago de horas extras, a la compensación por tiempo de servicios, a la remuneración mínima vital, a gratificaciones, a un mes de vacaciones, a la seguridad social, al descanso pre y post natal, y a otros derechos que a partir de la fecha serán de obligatorio cumplimiento por sus contratantes.
El trabajo doméstico ha sido hasta hoy una de las formas más injustas de trabajo a las que han estado sometidas muchas mujeres a lo largo de nuestra historia, y ha sido la última expresión de la servidumbre, socialmente tolerada incluso por quienes defienden los derechos de otros sectores, grupos o minorías, pero cierran los ojos ante la ausencia de derechos en sus propias casas. Las trabajadoras del hogar no solo han estado desprotegidas frente a sus patrones, quienes aprovechando de su poder las han obligado a trabajar sin descanso y sin derechos, sino que muchas veces han sido humilladas y abusadas física y sexualmente, maltratos y delitos soportados en silencio por la necesidad de conservar su trabajo.
En Noticias SER saludamos la promulgación de la Ley de trabajadoras del hogar, y a todas aquellas mujeres que lucharon incansablemente por dejar de ser tratadas como siervas –cuasi esclavas- a disposición permanente de la voluntad de sus patrones y patronas. Toca ahora, a quienes creemos en una sociedad de personas libres e iguales ante la ley, vigilar el cumplimiento de la norma y la plena vigencia de los derechos ahí consagrados. Solo así podremos celebrar que la servidumbre doméstica por fin haya terminado en nuestro país.
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