En el reciente mensaje presidencial, Ollanta Humala, anunció una medida económica de importante alcance por los beneficios y perjuicios que podría causar de ser mal presentada.

En el reciente mensaje presidencial, Ollanta Humala, anunció una medida económica de importante alcance por los beneficios y perjuicios que podría causar de ser mal presentada. El mandatario afirmó que plantearía al Congreso de la República una nueva distribución del canon minero ya que cuestionó que algunas provincias se beneficiaran con más recursos que otras. ¿Qué tan factible es esta redistribución?

Si una empresa minera tributa 30% de impuesto a la renta sobre sus utilidades, la mitad de dicho monto debe entregarse y redistribuirse en las zonas afectadas por esa actividad económica. A esto se le llama “canon”.

Como señala el especialista en temas de descentralización y secretario técnico de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, Eduardo Ballón, el canon tiene dos dimensiones. Por un lado, se encuentra la distribución entre los distintos departamentos, pero por otro lado está la distribución al interior de un mismo departamento. La distribución al interior de los departamentos constituye una preocupación donde participan diversos actores: municipalidades, gobiernos regionales, etc.

No obstante, la propuesta del mandatario en su último mensaje hacía alusión a la necesidad de repartir de manera más equitativa entre todos los espacios del Perú. De ser mal planteada la iniciativa y si no cuenta con la comunicación y diálogo fundamental con los involucrados para llevarla a cabo, podría terminar en un gran conflicto. Para Ballón, la variación de distribución entre departamentos nos “llevaría a una guerra civil”.

La iniciativa planteada no tendría que ser necesariamente negativa, pero hace falta considerar dos aspectos fundamentales. El primero, que como en todo proceso de redistribución, algunos ganarán y otros perderán, por tanto se genera un clima que puede fomentar el conflicto si no se dialoga seriamente con todas las partes a fin de alcanzar un objetivo común con el cual estén todos de acuerdo. Pero el segundo aspecto a considerar es aún más crítico.

Una propuesta de este tipo, en época electoral, resulta peligrosa. Durante las campañas, los diversos candidatos a cargos públicos realizan ofrecimientos varios de manera específica para el espacio en el cual buscan desempeñarse. En este contexto, considerando que nos encontramos en un año de elecciones a nivel regional y distrital, habría que tener en cuenta que los candidatos podrían utilizar este anuncio  presidencial como una bandera de sus respectivas campañas, lo cual no sólo podría desvirtuar la intención de la propuesta, sino que agudizaría un potencial escenario de conflicto.

El tema de la distribución del canon constituye una prioridad en la agenda, sin duda, sobre todo en un país con niveles de desigualdad tan significativos como el nuestro. Al respecto, el especialista Ballón ha recordado que el Ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, anunció el año pasado que “estábamos en el mejor de los mundos en relación al canon” y que las modificaciones eran innecesarias. ¿Qué ocurrió entre esas declaraciones y la reciente declaración presidencial? A ello hay que añadirle que el canon no es un ingreso fijo y que, por tanto, los criterios a considerar en una eventual distribución deben también considerar dicha volatilidad que se relaciona con el nivel de las utilidades.

No se trata pues de una iniciativa sencilla y fácil de implementar, sino del inicio de un largo y complejo camino que considere prioritario el diálogo y consenso con las partes. En dicha materia, sin embargo, el gobierno de turno no ha demostrado mucha destreza. Esperemos que este anuncio antes que una medida populista, constituya el primer paso para un período de diálogo necesario antes de iniciar la marcha respecto de este tema.