El arte y manejo de las cifras en narcotráfico*
El problema de las cifras del narcotráfico, en el caso de los cultivos con fines ilícitos o de insumos químicos, es muy complejo y está sujeto a dos factores ineludibles: la incertidumbre de la ilegalidad y los intereses políticos muy específicos y contradictorios de quienes las construyen, particularmente cuando se pretende pontificar globalmente, sobre éxitos virtuales en Afganistán o Colombia o regiones como San Martín. El último informe del Departamento de Estado señala que en el 2011, se produjeron 785 tm de cocaína a nivel global: 195 tm en Colombia, 265 tm en Bolivia y 325 tm en Perú. En el caso de Perú y Colombia, cada año se debate sobre el rol de cada uno en materia de: área cultivada, producción de hoja seca, de pasta base2 y de clorhidrato de cocaína producida e incautadas3. Competimos bajo el efecto globo del mercado mundial de cocaína, del que EE.UU ocupa el primer lugar, aún.
En definitiva, las cifras sobre cultivos con fines ilícitos están sujetas a metodologías tan especiales y aleatorias que es difícil de precisarlas como indubitables y definitivas. Los dos principales documentos periódicos que revelan las cifras de producción y productividad son del UNODC y del Departamento de Estado norteamericano. Ambos, con métodos distintos de medición, presentan resultados distintos. Un reciente informe de WOLA enfatiza estas diferencias.
Otro problema es el tipo de indicadores que usamos y el manejo que hacemos de ellos. Es decir: una labor de maquillaje y cosmética. El área bajo cultivo no es más importante pues en una misma unidad de terreno se pueden poner más plantas de coca, aplicar más tecnología e insumos agrícolas, por tanto mejorar la cantidad de hoja cosechada y de contenido de alcaloide. Curiosamente los rendimientos de coca/hás y cocaína que da EE.UU, son tres veces mayores en Perú que en Colombia, mientras las cifras de UNODC no son tan distintas. Es curioso y no corresponde, según muchos analistas4 (Vargas, Observatorio, Universidad Nacional, Arco iris), a la realidad de la dinámica del narcotráfico en Colombia. Tampoco considera la asimetría en los niveles de cooperación que recibió Colombia de EE.UU en materia de inteligencia, tecnología, pie de fuerza, etc. para fortalecer policía y fuerzas armadas. Por tanto, es fundamental que el Perú cuente con sus propias cifras. Existe la necesidad de ser más exhaustivos y concluyentes con el tema del rendimiento. Un ejemplo de mal práctica, es que respecto de la droga incautada, no se contabiliza la neutralizada.
Normalmente, el manejo mediático/político de las cifras, tiende a favorecer a determinados países donde se han aplicado determinados sistemas o mecanismos de control de cultivos, es el caso de Colombia, donde se aplicó el “Plan Colombia” desde el 2000, hasta el 2005, así como el modelo de la seguridad democrática, que ahora incluso es exportado a Afganistán, México, América Central e incluso, en el Cono Sur. Se probó desde la fumigación, aérea, el control biológico y ahora simple erradicación manual; en el 2000 había 163,000 hás de coca en territorio colombiano, ahora, en el 2010 hubo 100,000 hás de coca, un aparente éxito. En Colombia hoy se produce una transformación en el funcionamiento del narcotráfico, cambios en su estructura criminal, así como en sus cadenas productivas.
Caso muy concreto de fracaso en el control de la expansión del narcotráfico es el peruano, donde en el año 2000 había 30,000 hás de coca; en los diez años siguientes, se erradicaron un promedio de 100,00 hás; no obstante, ahora hay 60,000 hás de coca es decir, más del doble. ¿Eso es éxito? En el 2011, el CORAH erradico 10,290 hás (6,086 en Alto Huallaga y 4,204 hás en Aguaytía). Ahora, más que el área con cultivos, es importante la producción y la productividad que se obtiene por cuenca, por área medida. El informe UNODC Perú no consigna, desde el 2008 producción potencial de cocaína. Lo más curioso, es que el informe Perú justifica el retraso por cuestiones de orden climático, cuando soy testigo presencial que no fue ese el motivo, sino una intención de recuperar el manejo de las cifras.
El problema es cuando un país como el Perú, no tiene como corroborar si son ciertas o no y eso solamente por falta de voluntad política. Esto juega en ambos lados, también para privilegiar un determinado éxito, como es el “modelo San Martín”, del cual se ha escrito profusa bibliografía. Refuerza la idea que el éxito está en una mezcla de erradicación y mayor cantidad de fondos dispuestos. La verdad es que San Martín venía en caída libre con los cambios producidos; en segundo lugar, si es cierto que se produjeron la convergencia de varias situaciones precios, cooperación, voluntad política regional y consistencia social.
En tal sentido, el informe de UNODC es aleatorio y errático: considera un crecimiento del 5.2% el 2011, es decir 62,500 hás de coca, respecto de 61,200 hás el 2010; señala que en el Perú hay la capacidad de rendir hasta 131,295 tm de hoja seca, hasta allí llegan los puntos en común. Perú y UNODC no se han puesto aun de acuerdo en productividad por hás y cantidad de hoja para 1 kg de cocaína (tema pendiente). El Informe muestra aumento de cultivos en regiones de Huánuco, Ayacucho y Loreto, crece menos en Puno, Pasco, Junín, a la baja en Cusco y Ucayali. Curiosamente, no se menciona San Martín. Por primera vez, se descuenta la coca erradicada (10,290 hás según el CORAH el 2011). Pero surgen dos preguntas, ¿y la coca comprada por ENACO? Se calcula en los 62,500 ¿y la coca neutralizada en las pozas?5, esta no se considera.
*Columnista invitado: Ricardo Soberón1, CIDDH.
1 Abogado, analista en materia de drogas, Director del CIDDH, ex Presidente Ejecutivo de DEVIDA.
2 El 2011 se incautaron 13.9 de un aproximado de 150 tm producidas.
3 Ese mismo año se incautaron 10.7 tm de cocaína de un total de 80 tm.
4 Vargas, Observatorio Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Arco Iris.
5 Monzón, destrucción de 3 toneladas métricas de hoja de coca. Fuente. Perú 21 de 4 de octubre del 2011.
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