Pablo Najarro Carnero, Teólogo y docente
Una democracia que acepta todo lo que el gobierno hace y se muerde la lengua ante todas las cosas que pasan y “no saben no opinan” sobre la coyuntura, es perfecta para los delincuentes políticos y pasa a ser una aparente democracia, pero sin el gobierno del pueblo sino de los halcones y sapos como diría Arguedas.