Salto al vacío sin paracaídas

Por: 

Gonzalo García Núñez

A medida que los ingleses toman conciencia del aventurero resultado del BREXIT también comprenden que ha sido un inmenso salto al vacío, dice David Bach de Yale. Sin paracaídas, añade. 

En plena caída libre, los pasajeros aterrados recién se dan cuenta que Cameron, el Primer Ministro conservador, timonel del navío escorado, abandonó el barco. Renunció. 

Y que el copiloto Boris Johnson, popular ex alcalde derechista de Londres, percatado también del peligroso porrazo que lo esperaba se tiró por la primera ventana que encontró buscando una red salvadora. Chau a la candidatura a remplazar al Primer Ministro. 
El jefe del Partido Laborista con - 81% en las encuestas se resiste. Yo no fui, dice, al comentar el voto insólito. 

Con la salida de Inglaterra de la Unión Europea pierde, primero, el futuro de los jóvenes. De sus proyectos en una Europa unida, ancha aunque a menudo ajena. Erasmus, chau. Derrotados también los inmigrantes, barridos por el cantico xenófobo de las tribus de Nigel Farage, líder del extremista partido por la independencia de Gran Bretaña. 

Rueda por tierra el evangelio de la libre circulación de personas, uno de los cuatro apotegmas del devocionario neoliberal. Renace la siniestra tentación de revivir los nacionalismos chauvinos. 

De aquellos conflictos engendrados por las precedentes guerras mundiales, Sarajevo y Versalles, encrespados por el estancamiento económico, los conflictos sociales, la quiebra del sistema político, los cambios climáticos y los efectos del maltrato a la naturaleza que se abaten sobre la gente pobre de los países de la Unión. Que desilusión.   

Pierden los tercos escoceses que votaron mayoritariamente por el remain, pero obligados a irse igual por ser parte de la GRAN Bretaña.

Y los porfiados irlandeses igualmente vencedores vencidos que ya anuncian la posibilidad de irse juntos con Escocia, esta vez de una Little Britain, pequeña Bretaña. Esta quedaría reducida a Londres, ínsula europeísta y plural, rodeada por las irredentas provincias (Midlands) circundantes de ceño fruncido y mala cara a todo lo que significa la Europa de los 28, digo, de ahora de los 27 pero a lo que podría sumarse Escocia, Irlanda, Cataluña. Otros presagian, que  sale GB e ingresa Turquía. 

En suma, una pesadilla política creada por la irresponsable decisión de convocar a consulta la decisión de irse o quedarse sin tener escenarios alternativos: ¿No tenían acaso una evaluación de lo que significaba el Brexit? 

Increíble en un país que se jacta de tener el más importante centro financiero mundial en la City.  Allí donde el análisis de riesgo es un deporte nacional como el hockey. Palabras sajonas como el moral hazard (riesgo moral), el flight to quality (la aversión al riesgo), el risk analysis (análisis de riesgo)  forman parte del diccionario financiero. Conste que su prestigiosa Banca Central hasta poco, se anunciaba como la institución suprema en materia de evaluación de riesgo en espacios integrados y regulados. ¿Entonces?     
Claro está que una derrota política de tal envergadura para el vigente modelo de integración europea alienta sin lugar a dudas la revancha de los neo falangistas de Le Pen femenina, al estridente Trump, al Rajoy del PP. 

Sus condotieros  anuncian la reaparición- de lo que aquí tímidamente se llama  tramitología- hecha  de restricciones aduaneras, portuarias, sanitarias, fronterizas, legales, constitucionales, muros de piedra incluidos. Adiós libre circulación de bienes y servicios, segundo gran pilar de la ideología librecambista. 

Brexit se lleva por delante al TTIP USA-GB- UE, similar al que USA propugna para el área pacifico sin china. No se hable de la libre circulación de capitales. Ni de la ciencia, la tecnología, las patentes e inventos, ni del capital inmaterial.  

Introduce el riesgo de regresar a las devaluaciones competitivas, afecta al régimen de precios de las commodities cuyos contratos se transaban hasta ayer en las salas del London Metal Exchange y que han sido sacudidas por movimientos contradictorios como la baja de los metales y el alza transitoria del oro, valor refugio en todas las crisis. 

Inclusive en el mundo de las agencias de notación no deja de circular la especie que Frankfurt estaría detrás de la decisión potencial de convertirse en la nueva ciudad financiera mundial en lugar de Londres degradada por el brexit.

¿En que afecta esta crisis a nuestros países del Sur? 
Primero en los precios de las materias primas en dichos mercados globales. Por ejemplo cae el barril de petróleo para dolor de cabeza de las exportaciones de Ecuador, Venezuela, Bolivia y Colombia.  
Pero lo que ellos pierden, Sudamérica no lo compensa con el pobre precio del cobre de Perú y Chile. O de las agrícolas del cono sur. 

Si cae el ingreso en dólares del metal rojo, el escenario devaluatorio conduce a un incremento de precios, inflación, y a un cierto stress fiscal, incluso para los países que tienen fondos soberanos como Chile.  O caso de México en que el peso se devaluó rápidamente, primera señal, y donde el Banco Central intervino con energía en el mercado para restablecer su tasa de interés de referencia, lo que habría que hacer.

Jean Pierre Lehmann del IMD suizo concluye que las actuales turbulencias causadas por el Brexit muestran que la era de la desglobalización ha comenzado y la nueva normal es un escenario de menor crecimiento económico y largo estancamiento de la actividad.  
Un ejemplo de tales perturbaciones y efectos globales es el desempeño de Costa Rica. Esta decidió una temprana integración a las cadenas de valor internacionales, en especial de la microelectrónica, lo que no ha impedido- pese a todo- que haya sido aplastada por los dolores de su irresuelta deuda eterna.

La caída de actividad de Gran Bretaña obligara más temprano que tarde a una reducción de la tasa de interés de la Banca Central inglesa para intentar una reactivación del crédito productivo. Esta tasa actualmente es negativa en términos reales y apenas positivos en nominal. Más abajo, una tasa de interés negativa. Otro candidato al club de la plata regalada donde militan Suiza, Suecia, Japón, Nueva Zelandia, en fin la lista es larga, que podría inclusive atraer a Yellen de la FED. 

Dicho lo de arriba, en la manera de la nueva normal, ahorrar es dejar el dinero en una caja fuerte que me cuesta, tomar deuda es retirar dinero por el que pagare menos. Y en esta nueva normal de la paradoja queda China como dilema.

Telón de fondo, este brexit es también una sanción a la conducta imperativa, a menudo prepotente de la troika -BCE, FMI,UE,- responsable del austericidio contra los pueblos de Grecia, Chipre, España, Portugal, los planes de estabilización sin anestesia del tipo “que Dios nos encuentre confesados” que ha provocado un voto de repulsa en las poblaciones. Estas han respondido contra esa Europa tanatica y sin derechos, tanto en el referéndum de Lisboa y ahora en la debacle inglesa, diciendo nones. 

 

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