Abriendo el infierno comercial
Pablo Najarro
A casi tres meses de su asunción al gobierno estadounidense, Trump, es claro que entró con la pierna en alto. Ha tenido decisiones erráticas a lo que estábamos acostumbrados esperar de EE.UU. Sabíamos hacia donde iban los norteamericanos. Demócratas o republicanos, siempre a ser el fiel de la balanza.
Su posición en el tema Ucrania, haciendo ascos, dejó de lado a su fortísimo aliado, la UE. Ahora los denosta sin rubor. Su postura xenofóbica frente a Palestina, también descarada, poniéndose del lado de Israel, no deja duda de su postura personal o quizá también del pueblo norteamericano.
Y ahora remata con medidas arancelarias, en teoría digamos, para proteger su mercado interno. Se ha lanzado contra su mayor acreedor, China, con aranceles exagerados. EE.UU. sabe que le debe a China 759 billones de dólares. ¿Cómo entender eso? Si China quisiera cobrarlo ¿Cómo lo pagaría? ¿Iniciando una guerra comercial y subsecuente guerra militar? El 104% de aranceles a China, es de locos.
Pero a Rusia y Cuba, Bielorrusia y Corea del norte, comunistas para más señas, ¿No les impuso medidas? Se dan explicaciones de verdad, incomprensibles desde la Casa Blanca. ¿Por qué no choca con Rusia? ¿Algún acuerdo soterrado con los rus? No creo que Rusia actúe en contra de los BRICS+. ¿Qué hay detrás de esa decisión? ¿Poner a Rusia contra China y provocar una división?
¿Qué pretende Trump o EE.UU.? fue claro desde su primer mandato el cierre de fronteras, al colocar un largo muro a su vecino México. ¿Aislarse? No le puso un muro a Canadá, pero puso pica en Flandes al decir que sería su estado 51. Ya lo dijo antes de Groenlandia. Terminó poniéndoles aranceles del 25%, que, pasado unos días, ha pausado.
Él es un empresario. Un negociante que prioriza ganancias. Por ello su acercamiento a Musk. Pero claro, hacerlo desde fuera es una cosa. Hacerlo desde dentro, es otra. Como decimos en nuestra llaqta, “una cosa es con pañuelo, otra con cajón”. Wall Street, principal centro de la economía mundial, que maneja los principales índices, como el Dow Jones, el Standard & Poor's 500 (S&P 500), el Nasdaq 100 y el Nasdaq Composite, están viendo desde ayer, como se desploman los índices de referencia.
Economistas norteños, afirman que «Las industrias de la construcción o la agricultura perderían a por lo menos uno de cada ocho trabajadores, mientras que en la hotelería, uno de cada 14 sería deportado debido a su estatus irregular». Su nombrado "zar de la frontera", Tom Homan, ha dicho que los inmigrantes indocumentados que sean considerados como una amenaza a la seguridad nacional o la seguridad pública serán una prioridad, sin ofrecer más detalles. El gobierno de Trump, los ha estigmatizado. Les ha puesto el sambenito de peligrosos. Economistas de su país, han dicho que los inmigrantes son un recurso muy valioso – económicamente – para ellos.
El poner aranceles económicos a quienes le proveen de recursos materiales, ha generado respuestas de igual intensidad. La pregunta es ¿Podrán los estadunidenses asimilar la subida de precios de productos básicos? Se sabe que el slogan de país de oportunidades, les suena ahora, a chicharrón de sebo a todos aquellos que migraron a la buena o a la mala a los yunaites. Las deportaciones de miles de extranjeros con residencia legal o no, ha sido radical.
Creo que estas medidas, a la larga, le van a generar una crisis económica, a menos que tenga un as bajo la manga. Si no tiene soluciones que alivien a sus conciudadanos, no creo que se queden de brazos cruzados. No sé cómo entender la respuesta hepática de Trump, al decir “me llaman para besarme el culo”. A menos que tenga, como dije un as bajo la manga y tenga todo fríamente calculado, uno puede entender esa soberbia respuesta. En perspectiva, como dicen, él podría estar pensando en reverdecer épocas en que la industria norteamericana abastecía a todo el mundo. Como dicen algunos, buscar que los empresarios que salieron fuera – ¿emigraron comercialmente? – regresen con todo el poder ganado a hacer empresa. Difícil situación en mundo multipolar ya, porque las economías orientales de Europa y Asia, ya producen recursos que antes producía EE.UU. y los producen a menor precio. Y si hay problemas, lo hacen con franquicia en muchos casos, digo, norteamericanas. Digo los jeans, por ejemplo. Los “Kentucky” o “McDonalds”.
En su momento Rusia, afectada antes por pechadas a su economía, aprovechó las marcas y las reviró, con otros nombres a su beneficio. EE.UU. obligó a las empresas norteamericanas y de la Unión Europea a retirar empresas y activos de suelo ruso. Por recordar, ya dicho, KFC ahora es Rostic's. La británica Unilever, especializada en la venta de bienes de consumo, cosméticos y detergentes, cambió de nombre a Ernest UniRus. Hoy, aquellas empresas, son muchas más, se arrepienten de tal decisión.
No sé hasta qué punto, los países afectados puedan, sobre todo, los más débiles, como nosotros, con su reciprocidad en aranceles hacia EE.UU. le puedan afectar. Pero que están respondiendo radicalmente, lo están haciendo. Los activos económicos de EE.UU. en el mundo, a través de sus empresas transnacionales, no son pocas.
Es cierto que, para nosotros los peruanos, los aranceles del 10%, no suena a fuerte. Pero para nuestros exportadores que, si lo hacen, si les debe significar mucho. Por lo pronto, también ha pausado la decisión con nosotros, dice Trump, porque no le retaliamos su decisión. Bueno, la inacción del gobierno de Dina Boluarte, sirvió.
A ver que sigue pasando.