¿Por qué 56% es muy poco?
La aparente indiferencia de los ciudadanos con la corrupción, gravemente trivializada por los medios de comunicación, empieza a ser respondida por la ciudadanía. En la línea del “No a Keiko”, de la segunda vuelta electoral de 2011 y “Tomen las calles” de hace un año, cuando la repartija congresal de cargos públicos, un colectivo de ciudadanos más bien jóvenes, ha llamado a manifestarse mañana miércoles 24 en la Plaza San Martín. En primera instancia han titulado su llamado “la marcha del 56%” en alusión a ese porcentaje de ciudadanos que no está dispuesto a legitimar ni con su voto ni con su silencio la corrupción en las esferas de representación.
¿Qué le llama la atención a este colectivo? La abrumadora tolerancia, en Lima y en el interior del país con una cantidad muy grande de candidatos a las elecciones locales y regionales que están envueltos en escándalos de corrupción. No sólo sorprende el más de 40% que en una encuesta de DATUM está de acuerdo con la frase “roba pero hace obra”, sino que esto le vaya a ser indiferente a la hora de emitir su voto. En otras palabras la presencia de una cultura política de tolerancia con la criminalidad que se ha extendido entre la ciudadanía.
Se trata entonces de una reacción saludable de un colectivo ciudadano, que así como mañana se da en Lima, ojalá se replique en los próximos días en distintos lugares del país, especialmente en los lugares donde hay quienes tienen el descaro de estando acusados o incluso sentenciados por corrupción insistir en presentarse a las elecciones. De esta manera quizás puedan llegar nuevos aires, aunque sea un poco tarde, a la escena electoral y ello signifique una ayuda para aquellos que plantean propuestas y están alejados de los escándalos y el dinero sucio.
Pero más grave todavía es que la tolerancia que lleva a la indiferencia de la población sea trivializada por los grandes medios de comunicación. Quien goza del respaldo en las encuestas, por más que esté incurso en graves denuncias, es “salvado” por el favor popular y debe ser bendecido por los medios respectivos. “La voz del pueblo es la voz de dios” parecen repetir sin importarles la necesidad de un juicio crítico para abordar la situación, así como para asumir sus propias responsabilidades cuando han sido los medios los interesados en construir alguna figura política que a la postre deviene o se revela corrupta.
Sin embargo, es importante señalar la continuidad que deben tener estas iniciativas. No ser simples acciones de protestas en coyunturas calientes sobre temas que indignan a la opinión pública, sino acciones que logren algun desarrollo organizativo y continúen luego como movimientos establecidos, que gocen de la energía y la audacia que brinda el componente juvenil. Este no fue el caso del “No a Keiko” ni “Tomen las calles”, esperemos que la movilización de mañana no se convierta solo en un buen recuerdo sino sea el surgimiento de un movimiento anticorrupción que recupere una cultura política democrática para el país. De esta manera podremos recobrar la confianza en la política, quizás mejor hablar de otra política, y en los políticos que no tengan las manos manchadas de sangre ni dinero ajeno.
Este miércoles 24 de septiembre tenemos una cita en la Plaza San Martín a las 5pm y este es un primer paso para hacerle frente a esa corrupción que algunos políticos, ciertos medios e incluso algunas encuestadoras, nos quieren hacer ver como cotidiana y hasta invencible. El final de ese juego ya lo conocemos. Tenemos, por ello, una responsabilidad que asumir.
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