¿Bicentenario o vil centenario?

Por: 

Alejandra Dinegro Martínez

Se viene una semana larga. Esta columna es escrita mientras se dan a conocer los resultados del conteo rápido de la empresa IPSOS. La fotografía de este segundo momento le otorga al candidato Pedro Castillo un 50,2% frente a un 49,8% de la candidata Keiko Fujimori. Como se reflejó en la boca de urna emitida a las 7:00 de la noche (Castillo 49,7% y Fujimori 50,3%), estos resultados siguen evidenciando un empate técnico entre ambos candidatos, con un estrecho margen a favor del profesor Castillo. 

El conteo rápido, se basa en actas y se considera más certero que la boca de urna. El cambio de escenario ha producido un estallido de alegría en los seguidores de Pedro Castillo, que horas antes habían anunciado movilizarse para la defensa del voto y la vigilancia ciudadana en varias partes del país. Lo objetivo, es esperar el resultado oficial, que, por lo ajustado de las cifras, podría demorar, puesto que hay actas observadas, impugnadas y por contabilizar.

La campaña electoral de la segunda vuelta dividió al país en dos marcadas tendencias. La tensión, inclusive después de finalizar la campaña, sigue siendo muy evidente. Analicemos como se desarrolló este último tramo. Pedro Castillo, ganador de la primera vuelta (con 2, 7 millones de votos), lideró durante los primeros quince días los sondeos, pero Keiko Fujimori y aliados, remontaron en el último tramo, algunos puntos a su favor. Castillo no bajaba a pesar del despliegue de medios en su contra, la inversión millonaria en paneles con mensajes subliminales, publicidad, mensajes de incitación al odio, al comunismo, artistas que utilizaron sus redes sociales a favor de la candidata y hasta integrantes del equipo peruano de futbol, se vieron implicados en la campaña fujimorista.  

Se suele decir en nuestro país que nunca gana quien encabeza las encuestas en primera vuelta y tampoco el candidato favorito. Keiko Fujimori (con 1,9 millones de votos en la primera vuelta) ha sido la favorita de los últimos tres procesos electorales en el Perú: excesiva exposición mediática, comentaristas las 24 horas del día, financiamiento privado-empresarial, aliados políticos (dueños de universidades, bancos, financieras, equipos de fútbol, etc.) hasta el premio Nobel, Mario Vargas Llosa terminó sumándose a la campaña (otrora anti fujimorista). 

¿Cuál fue su principal estrategia? El miedo, el quiebre del establishment o status quo peruano: su principal soporte. La narrativa usada fue convencer a su principal bastión electoral, Lima, de no inclinarse por una “aventura” hacia el comunismo de Castillo. Ese es, en estos momentos, su principal bolsón electoral. Si comparamos algunas cifras del conteo rápido veremos que en La Libertad, Piura, Lambayeque, Callao, Ica, Ucayali y Tumbes; Keiko Fujimori obtiene liderar la votación con apretados márgenes en algunos de ellos.

La estrategia de Pedro Castillo fue totalmente distinta. Castillo es docente rural, sindicalista de uno de los gremios de docentes que lideró una huelga nacional. Son contadas las entrevistas ofrecidas en televisión y radios de Lima. Sus voceros tampoco han tenido gran exposición mediática. Por lo contrario, manifestaron que no se estaba respetando la neutralidad en la campaña. Su mayor esfuerzo ha sido intentar conformar un equipo técnico con aliados e invitados que el mismo ha ubicado. Tratando así, de atraer a los votantes urbanos e indecisos. Su principal bolsón electoral se encuentra en las regiones de Huancavelica, Puno, Cusco, Ayacucho, Tacna, Pasco, Apurímac, Amazonas, Arequipa, Cajamarca, Ancash, San Martín, Huánuco, Moquegua y Madre de Dios. 

El primer conteo de la ONPE se dio a las 11:30 de la noche del domingo 6 de junio, donde nos muestra al 42, 03% de actas contabilizadas, una inicial ventaja de la candidata Fujimori con el 52,9% y al candidato Castillo con 47,09% de votos, es importante mencionarle al lector que se van procesando las actas que conformen van llegando. Estas se refieren a las más cercanas de trasladar y acceder (y que favorecen a Keiko) y luego se procesan las más alejadas (que favorecerían a Castillo).

Esta columna termina de escribirse la noche del lunes 7 de junio y siendo las 8:00 de la noche (hora de Perú), el candidato Pedro Castillo logra remontar el primer reporte y se coloca en la delantera con el 50,269% de votos válidos frente al 49.731% de votos válidos para la candidata Fujimori. Se evidencia una distancia de 91,382 votos de diferencia al 95.962% de actas procesadas y al 94.478 % de actas contabilizadas por la ONPE.

No obstante, a las 7:00 de la noche del lunes, la candidata Fujimori, denunció en rueda de prensa un posible fraude en su contra e irregularidades que están poniendo en duda el proceso. Afirma que ha habido una estrategia de parte de Perú Libre para distorsionar o dilatar los resultados que reflejen la voluntad popular, refiriéndose al proceso de impugnaciones de actas. Horas antes, la candidata había declarado respetar los resultados electorales. Por el lado del candidato Castillo hay un llamado a vigilar el proceso y defensa del voto.

A estas alturas hay que reconocerle una victoria política al profesor Castillo y junto con él, a todos los sectores que se sienten representados en su candidatura: campesinos, campesinas, ronderos, comunidades andinas, maestros, maestras, agricultores y una lista de sectores a los que por cientos de años se les culpa de no “entender” el progreso que le propone la capital.

El sujeto político se ha mostrado, falta constituirse y que pueda organizarse en un gran movimiento social que empiece a sentar las bases para los cambios estructurales que se demandan: derecho a un sistema de salud digno, educación en igualdad, trabajo decente y digno, alimento, servicios básicos, justicia, lucha contra la corrupción, cambio constitucional, respeto a los derechos humanos, respeto a nuestro medio ambiente y comunidades, y preservación de la democracia. 

Es muy apresurado esbozar el futuro. Sobre la base de lo evidenciado, la candidata Fujimori, aseguraría la continuidad del modelo primario exportador sin diversificación productiva, flexibilización laboral, educación sin igualdad, negación de la existencia de comunidades campesinas e indígenas, violación de derechos humanos y un irrespeto por la libertad de expresión. La vigilancia ciudadana no podría ejercerse bajo los marcos de un partido con tradición autoritaria.

Por el otro lado, se abre una ventana de posibilidades de empezar a tejer cambios a favor de los sectores que lo reclaman. Caso contrario, serán los primeros en manifestarse por un cambio de rumbo ya sea autoritario o el mantenimiento del modelo que tanto se agitó en campaña. Un gobierno de Castillo necesita de un movimiento social robusto, un partido político sólido y un buen rol parlamentario. La ciudadanía estará vigilante. 

El Perú nació serrano, pero gran parte de su pueblo viene resistiendo durante más de 500 años a la discriminación, negación, exclusión y olvido de Lima, su capital. Una resistencia cultural que desde la invasión española enfrenta al estigma de ser siempre los culpables de estar en contra de lo que nuestra capital entiende por progreso y desarrollo. Podemos estar frente a una de los grandes antojos de la historia: un campesino como Presidente del Bicentenario. Impresionante.