Despojo a la Universidad Pública

Por: 

Nicolás Lynch

Seguramente a muchos les habrá parecido bien el anuncio del Premier Fernando Zavala en su exposición al Congreso señalando que el nuevo gobierno dará a las universidades públicas, además de su presupuesto, 100 millones de soles, de acuerdo a los resultados que estas demuestren. Escuchado así puede sonar como un interés de este Ejecutivo por la Universidad. Sin embargo, la realidad es muy diferente.

En el año 2016 las 51 universidades públicas han tenido un presupuesto de aproximadamente 4,400 millones de soles. De ellos, 2,500 millones provenientes del Tesoro Público y 1,900 millones de recursos propios. Se trata de un presupuesto magro con el cual las universidades apenas funcionan y que se ha mantenido —salvo por el aumento vegetativo del número de instituciones— más o menos igual en los últimos años.

Frente a esta situación decir que van a ponerse “a concurso” 100 millones, algo más del 2% del presupuesto universitario,  de acuerdo a cómo se porten las universidades, parece una broma de mal gusto. Por lo demás, no sabemos si estos 100 millones se van a concursar entre las 51 universidades autorizadas a existir, las 47 en funcionamiento, las 31 institucionalizadas o las 12 que señala la ley universitaria 30220 en el Programa de Mejoramiento de la Calidad Educativa que ella propone. Pero, en cualquier caso, no es sino un acto demagógico que no va a solucionar ningún problema sustantivo de la Universidad. Esto no hace sino seguir la política de migajas que inauguró el Ministro de Educación —¡ahora dependemos del Ministerio de Educación!— Jaime Saavedra en mayo pasado cuando concursó, de igual forma, 90 millones de soles entre un determinado número de universidades públicas.

Pero esta política estrenada por Saavedra no es sino continuación de una política de desprecio y despojo de la universidad pública que tiene su antecedente en el programa Beca 18. Así como los comentados 100 millones es una política que tiene “buen lejos”, pero que se muestra perversa apenas uno se acerca a los detalles. 

Beca 18 es el programa estrella del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo PRONABEC supuestamente diseñado para que jóvenes de escasos recursos accedan a una educación superior de calidad. Es un programa del gobierno de Humala que empezó el año 2012 y que el 2016 ha contado con un presupuesto de 927 millones de soles. 

¿Para qué un programa de becas cuyo objetivo es el mismo de las universidades públicas cuya característica es ser gratuitas y entre las que, además, se cuentan las de mayor calidad en el país? ¿Para qué el absurdo de destinar un presupuesto que llega al 21% del total del presupuesto de las universidades públicas y al 37% de lo que da el Tesoro Público para una actividad paralela y externa a las universidades, dirigida por el Poder Ejecutivo? 

Cuando analizamos los pormenores aparecen las respuestas. Este programa dedica más del 90% de su presupuesto a financiar estudiantes que van a universidades privadas, la mayoría privadas con fines de lucro. Es decir, es un programa encubierto de financiamiento estatal de la universidad privada, en especial de las privadas empresa que poco tienen que hacer con la educación superior de calidad. Si durante décadas se ha hablado de “privatización de la educación” como parte de una retórica radical pero sin mostrar mayor evidencia, hoy tenemos un caso de privatización de dineros públicos —casi mil millones de soles— que deberían estar en manos de las universidades nacionales para cumplir sus fines.

Beca 18 no es sino una arma más de quienes quieren terminar con la educación pública de calidad. Asimismo, su existencia constituye un despojo a la universidad pública de lo que ha debido ser el aumento sostenido de su presupuesto, en especial en dos rubros: bienestar universitario e investigación. El primero, que hace exactamente lo mismo que Beca 18: subvencionar a los estudiantes de menores recursos, actividad en la que San Marcos, por ejemplo, tiene una experiencia centenaria. El segundo, que toca a la actividad central de la universidad que es producir conocimientos, en el que a pesar de la pobreza seguimos dando sorpresas.

El Presidente Kuczynski, como hijo de profesor sanmarquino, debería prestar atención a estas graves contradicciones entre los programas de vitrina y la realidad, atendiendo de una vez por todas con seriedad y no con migajas el presupuesto universitario público, dejando de engordar el bolsillo de las universidades privadas empresa.

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