Un testimonio de la frontera caliente Colombia-Venezuela
José Cornejo
La intervención militar de Venezuela, para controlar su frontera con Colombia luego de la agresión armada a tres soldados en el Estado de Táchira el pasado 19 de agosto, está directamente relacionada con la activa presencia del paramilitarismo colombiano en esta zona, que controla no sólo el lucrativo negocio del contrabando de gasolina y otras actividades delictivas, sino que también participa activamente en labores de sabotaje al gobierno de Caracas en complicidad con el sector más radical de la oposición venezolana.
Ayer Colombia perdió en la OEA la posibilidad de convertir este diferendo en un tema regional y sacarlo del ámbito diplomático bilateral. Ante este resultado desfavorable se ha postergado la reunión de la UNASUR, en donde las chances de obtener un apoyo a las tesis colombianas son aún más reducidas. Como es sabido, el presidente de la UNASUR, el colombiano Ernesto Samper, se pronunció favorablemente a la intervención del gobierno venezolano para combatir el paramilitarismo en esta región fronteriza, haciendo un llamado a una solución concertada de este grave problema entre ambos países y al cese a la deportación de ciudadanos colombianos.
Es ya conocida la hostilidad de los medios de comunicación nacionales para informar tendenciosamente sobre todo lo que sucede en Venezuela. Que decir de las intervenciones hipócritas recientes de algunos gobiernos del hemisferio norte, que teniendo una política migratoria xenófoba y restrictiva se han atrevido a emitir declaraciones críticas en contra del accionar del gobierno de Venezuela.
Para equilibrar un poco la desinformación sobre esta crisis entre dos países hermanos, les hago llegar una breve nota de mi hija Mathilda, que en su gira mochilera por América del Sur, tuvo la ingrata sorpresa de encontrarse precisamente en Venezuela cuando estalló esta crisis. Ella ha cruzado la frontera venezolana camino hacia Colombia, el pasado 29, es decir, varios días después de la intervención militar venezolana, y a pesar de ello, como podrán apreciar, la presencia de los paramilitares colombianos sigue siendo activa. Lean su breve testimonio personal y pregúntense si el Perú o cualquier otro país permitiría que este tipo de hechos se den en su territorio nacional.
"He salido de Venezuela el 29. La situación allá se puso horrible. Los paramilitares hacen sus leyes en la frontera con Colombia y roban todo lo que quieren. Felizmente no teníamos mucho dinero sobre nosotros (cargábamos sólo bolívares y yo tenía 5000 pesos colombianos en mi bolsillo que el Para me robo) pero estábamos con un chico venezolano que cargaba 70000 pesos colombianos y los Paras le robaron todo."
Sinceramente yo leí este mensaje de mi hija con un gran sentimiento de alivio, porque lo que más temía era que los paramilitares colombianos la secuestraran. Esperemos que finalmente prime la razón y que Colombia y Venezuela logren un entendimiento mutuo favorable para enfrentar este grave y complejo problema en su frontera.
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