Aída García Naranjo Morales
La situación de Ecuador, en proceso de desenlace, confirma una vez más el agotamiento de una forma de hacer política consistente en ganar el Gobierno con técnicas manipuladoras y otras malas artes y una buena dosis de macartismo, hacer después todo lo contrario a lo ofrecido y responder con la represión y las muertes a las inevitables protestas.