Pablo Najarro Carnero
En la democracia andina, el control es permanente – concurrente –. Cuando sea conveniente, en algunos casos, programada, hay una reunión comunal. Siempre hay tema de conversación – digamos diálogo – y es siempre constructivo, consensual. No hay, como en el formal, peleas o insultos ofensivos, menos amenazas. Hay argumentos que se escuchan, se merituan y se decantan, hasta llegar a un nombre.