Que nos espera en el 2023
Salomón Lerner Ghitis
Hace pocas semanas recibimos un texto de Manolo Monereo, analista político que participó presencialmente en la política peruana entre los años 2005 y el 2011 quien uso una metáfora de un espacio teatral para hacernos entender como funcional el sistema político peruano. La clase política serían los actores políticos solo aparentes por detrás y adelante las caras, los dioses que advierten y dirigen. El público sería el pueblo que hace de espectador interesados de una tragicomedia que tiene principio, pero nunca fin. La dirección de la obra es colectiva se refiere a los medios de comunicación, ellos quitan y ponen, llevan el ritmo y generan los suspensos y van cambiando el guion.
Es la historia de una clase política corrupta, inepta y sin proyecto; el sistema funciona por y desde la corrupción, lo que se transmite al pueblo espectador es que la política no vale para transformar a la sociedad, así lo entendió Pedro Castillo y quienes gobernaron a su lado aprendieron de la historia de hace varias décadas que la democracia realmente existente se basa en políticos que tienen intereses propios que por naturaleza son corruptos y que la política es cosa de políticos. “No hay salvación en lo colectivo, en lo público, la búsqueda del interés individual nos hará libres y plenos”.
Monereo finaliza su análisis indicándonos que donde hay dominación, explotación y grandes brechas de desigualdad siempre aparece tarde o temprano la rebeldía, la insumisión, el conflicto social en un sentido amplio.
Frente a este panorama político insurge un movimiento social ciudadano, que reclama el cambio en las reglas de juego de los políticos y organizaciones políticas y reclama una profunda reforma de los partidos políticos y de quienes desean ingresar a la política con un sistema corrupto de elites que manejan sus intereses propios sin atender lo público, que reciben financiamiento para gobernar para esos dueños de los partidos políticos, instituciones elegidas sin identidad como las personas que conforman actualmente el Tribunal Constitucional.
Dicha reforma política y electoral pasa por eliminar el voto preferencial y de permitir candidatos con antecedentes de delitos penales y de corrupción, por regular la vacancia y el equilibrio de poderes entre el legislativo y el ejecutivo.
En este sentido, sostenemos que debería llamarse a un referéndum para acortar el actual mandato, consultando al pueblo como soberano si cree en la necesidad de elaborar una nueva constitución.
Por lo que proponemos a los herederos del suicida Pedro Castillo en estos meses de gobierno dictar estas medidas urgentes:
I. Combatir la inseguridad ciudadana y los actos de corrupción continuos que se generan en los diferentes estratos de lo público y privado.
II. Acciones de emergencia para combatir la crisis alimentaria, sanitaria y educativa;
a) Apoyo a la agricultura familiar, comedores y ollas comunes.
b) Reactivar el sistema primario de salud en postas médicas y reactivar los promotores sociales para la lucha contra la anemia y desnutrición en la red de gobiernos regionales, municipales distritales.
c) Reactivar la infraestructura educativa, priorizando los servicios de agua, luz y salubridad.
d) Destrabar los cientos de proyectos inconclusos de la inversión pública, priorizar los proyectos de inversión privada en minería, agricultura y servicios.
III. En política de empleo
a) Dar preferencia al empleo juvenil.
b) Créditos para las Mypes y Microempresas
c) Incorporar a las FF. AA en los procesos productivos sobre todo de infraestructura
d) Crear sistemas de valor agregado en la industria en lo agro industrial y acuicultura
El 2023 podría enrumbarse en el año de la reestructuración electoral y política, en la recomposición de los actores políticos y en la priorización de los temas sociales y económicos que tanto anhelamos la mayoría ciudadana.
Danilo Martuccelli en su libro “Lima y sus arenas” nos recuerda la respuesta de Rosendo Maqui, el personaje central de la novela de Ciro Alegría que al ser expulsados sin justicia de su tierra y frente al desparpajo desenvuelto de que le asegura que el mundo es grande, responde sin titubear que para los pobres “el mundo es ancho y ajeno”. Pocas frases resumen mejor los cambios en el país que la distancia de los pobladores populares han tomado con esa respuesta.
Finalmente, apostamos por hacer un Perú distinto, amplio, tolerante, respetuoso de los derechos de cada individuo, demos paso a otra etapa, la de construir valores como la honestidad, la solidaridad y el apoyo al más necesitados.