Qali Warma: los problemas de fondo
Pedro Francke
Los desayunos y almuerzos escolares se entregan en el Perú a millones de estudiantes desde hace más de veinte años. Qali Warma no es un programa nuevo; pero junto al cambio de nombre hubo un cambio de rumbo.
Qali Warma, a diferencia de los programas anteriores, contrata empresas para que entreguen los alimentos ya preparados a los niños. Anteriormente, los alimentos se entregaban crudos para que los prepararan las madres de familia, poniendo de su parte algunos complementos.
Las empresas cobran mucho más, porque sacan ganancias de la preparación y distribución. Mucho más: el presupuesto para esta alimentación escolar se ha triplicado de 300 a 900 millones de soles anuales. Pero aún así, en varias oportunidades han entregado comidas que han intoxicado a los niños y niñas. El Presidente Humala tiene razón cuando culpa a las empresas, pero quien contrata el servicio y quien es responsable es el estado que él dirige.
Pero el problema no es ineficacia de los gerentes ni de malos empresarios. Es de enfoque y de sistema. A nadie sorprende, en el Perú de hoy, que haya empresas poco éticas arriesgando la salud de niñas y niños por ganar más dinero (¿algún empresario terminará en la cárcel por esto?). El problema de fondo es que los tecnócratas neoliberales provenientes de las canteras del MEF de Luis M. Castilla, dejaron de lado a las madres de familia organizadas y optaron por las empresas.
No es de extrañar: ya sabemos que Castilla y los neoliberales odian las comunidades y aman a las empresas. Ahora, pretender solucionar el problema contratando a más empresas para que supervisen a las otras empresas, y manteniendo de lado a las familias y comunidades. Tampoco funcionará, ¿acaso creen que se tomarán muestras de laboratorio de cada comida en cada uno de los 50 mil colegios del país?
Ya sabemos que ni la ministra Rubio del BID ni los ministros de economía han visitado colegios rurales que muchos carecen de desagüe, ni han observado a las madres preparando los alimentos con leña, ni han visto a los niños aburridos dejando sin comer la misma galleta de siempre. Muchas cosas por mejorar allí, pero también mucho esfuerzo, mucha entrega, mucho compromiso, muchas soluciones adaptadas a cada región y cada colegio.
El Apra apunta sus disparos contra el gobierno y la ministra del ramo, buscando oportunistamente ocultar la escapada de Alan García de las investigaciones de la megacomisión con el respaldo de sus compañeros de la Fiscalía de la Nación y el Tribunal Constitucional. Pero no cuestiona el fondo del problema: dejar de lado al pueblo.
Todo esto sucede al mismo tiempo que, tras 20 años de “exitosa” política neoliberal, un tercio de los niños rurales sufren desnutrición crónica infantil. En el último año la deficiencia de hemoglobina en la sangre que dificulta los aprendizajes, en vez de disminuir ha subido y afecta a más de la mitad de los niños en edad pre-escolar. Los niños andinos se siguen muriendo de frío. Así vamos con esta política social de parches focalizados, de confianza ciega en las empresas y negación total del valor de las comunidades.
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