Pulverización política y alianzas electorales divididos, confundidos, perdidos

Por: 

Rudecindo Vega Carreazo

Perú obtendrá un triste logro histórico, tendrá 37 o 39 candidatos presidenciales, no es un récord de orgullo, sí de dolor y vergüenza nacional, refleja nuestro proceso de fragmentación política, hasta pulverizarla, ajeno a un proceso de democratización y construcción ciudadana. Pulverización reflejada en los 43 partidos autorizados a participar en las elecciones presidenciales y congresales, que “alumbrará”, masivamente, 111 o 117 candidatos en planchas presidenciales, 2220 o 2340 al Senado, 4810 o 5070 a Diputados y, 555 o 585 al Parlamento Andino. A 4 meses de convocadas las elecciones, ni el número de partidos ni de candidatos es claro. La pulverización política, sin visión de país, doctrina ni programas, parirá una campaña electoral repleta de individualidades, egos, intereses particulares y criminales. Las elecciones serán una feria de aventureros, prontuariados, advenedizos y, casi nada, de estadistas, políticos formados y con capacidad de gestión.

Las 5 alianzas electorales presentadas al JNE son: Unidad Nacional (PPC, Unidad y Paz y Peruanos Unidos Somos Libres) de derecha, Venceremos (Nuevo Perú y Voces del Pueblo) de izquierda, Ahora Nación (Ahora Nación y Salvemos al Perú) de centro izquierda, Frente de los Trabajadores y Emprendedores (Primero la gente y Partido de los Trabajadores y Emprendedores) de centro izquierda, y Fuerza y Libertad (Fuerza Moderna y Batalla Perú) de centro derecha. El JNE definirá este mes que alianzas están autorizadas, puesto que, en Ahora Nación y el Frente de Trabajadores y Emprendedores, hay divisiones internas, que podrían hacerlas fracasar. Ojalá prosperen todas, por el sólo hecho de intentar unidad, pasen la valla y sirvan de ejemplo a quienes prefirieron ir solos, rumbo a su extinción.

La encuesta de Datum Internacional de abril señala que 33% de peruanos dice no tener ninguna tendencia política, 28% es de derecha, 24% de centro, 11% de izquierda y 4% no sabe. La encuesta de CPI de mayo señala que 27.2% es de derecha (4.3 extrema y 22.9 moderada), 34.1% de centro, 10.6% de izquierda (2.1 extrema y 8.5 moderada) y 28.1% de ninguna. Resumiendo, un tercio del Perú no se identifica con nadie, luego están los de centro o los de derecha que fluctúan entre 1/4 y 1/3 de ciudadanos y, el espacio más pequeño, son de izquierda, 1/10 de ciudadanos. Esas categorías genéricas, nada útiles, como en el pasado, son referentes para ubicar espacios políticos e identificar candidatos y partidos e, identificar los ámbitos de disputa que tendrá cada uno.

El espacio de Centro, el más grande, es el más despoblado de partidos, líderes y candidatos, quienes se autodefinen de centro, a decir verdad, ni siquiera saben cómo definir su opción y espacio, no han sabido construir propuestas programáticas ni líderes que los identifiquen plenamente y, en los pocos casos que lo han logrado, sus líderes o personalidades han declinado sus candidaturas. Es el espacio mayor que se puede inclinar o dispersar entre varios candidatos si, próximamente, no aparecen figuras que entusiasmen al ciudadano y lo comprometan con su voto. Despoblado de líderes, el centro puede “dar a luz” algún o algunos outsider, que no están a la vista. A partir de enero veremos si existen esos líderes, si dan la talla para una desigual contienda electoral y, si pueden ser el outsider que gane las elecciones. Un outsider radicalmente de centro, no tibio, no suave, que deslinde con la derecha e izquierda que nos polarizan y sostienen en una división profunda; un líder radical de un centro radical con autoridad y firmeza para enfrentar a la criminalidad enquistada en el estado y gobierno, que combata la corrupción institucionalizada, que impulse la reactivación económica con empleo decente y justicia social e, impulse la recuperación de la institucionalidad democrática. Ojalá aparezca, de lo contrario toca construirlo, más allá de estas elecciones. 

El espacio de derecha, grande como el de centro, está sobre poblado de partidos y candidatos y, según las encuestas, son los que mejor opción tienen. De hecho, los 3 primeros lugares lo ocupan, en empate técnico, Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga y Carlos Álvarez con 9%, 8% y 7%; La derecha va muy dividida, quemando sus opciones de triunfo. Otros candidatos de derecha aparecen aún rezagados con 3, 2, 1 %: Butters, Barnechea, Rafael Belaúnde, y un largo listado de desconocidos. Por estructura nacional Fuerza Popular, Renovación y Acción popular tienen ventaja, por frescura en la contienda electoral Álvarez y Butters y, por propuesta pensante, liberal, democrática, Rafael Belaunde. Hay otras opciones, poco motivadoras, con mucho peso del pasado y gran desconección del presente, el PPC  y el APRA. El centro derecha, está repleta de desconocidos, será eclipsada por las candidaturas fuertes y conocidas, va rumbo a su extinción. 

La izquierda, en su ámbito reducido, va también dividida y con candidaturas rezagadas en los otros, máximo con 2%. Si no surge un líder que aglutine a sus seguidores más allá de sus líderes o partidos, corre el riesgo de desaparecer del escenario político. Habrá dos candidaturas, nítidas de izquierda, de la alianza Venceremos y de Juntos por el Perú que se desconoce a sus candidatos. Otros 2 sectores de izquierda, quedaron descolocados por el tema de las inscripciones y alianzas: el PTE aliado con “Primero a la gente” y quienes llegaron tarde a la inscripción como Unidad Popular y el APU. Sin líderes que convoquen y en un ámbito reducido, la izquierda la tiene difícil. La centro izquierda, promovida por López Chau, parece haber migrado al centro, luego de la exclusión de su alianza del PTE y las organizaciones sindicales articuladas a este; sin el calor de la gente que le dio su origen, con candidaturas nítidas de izquierda posesionadas en el sur andino y sin organizaciones sindicales que le respalden, tendrá que construir un mensaje diferente al que proclaman. El cerronismo de PL, no es de izquierda, se construyó utilizando ese espacio y a su gente, pero, es oportunismo criminal disfrazado ideológicamente, la ciudadanía le pasará factura a su uso y abuso de Castillo y a su apoyo y complicidad con Dina, son los únicos, que, sin rubor alguno, estuvieron gobernando con ambos desde el inicio hasta el final.

El tercio de ciudadanos que no se identifican con nadie, definirá las elecciones. No es un ámbito compacto, es la confluencia de decepcionados y quienes prefieren la nada, el “quechu” y el “alpinchismo”. Quizás se reduzca, pero, sin duda, no es un voto homogéneo, será difuso y disperso, apto para “cazar” por las campañas electorales y candidaturas más agresivas y voraces. Si quienes no tienen preferencias deciden las elecciones, sabremos que el futuro del Perú seguirá perdido en manos de las actuales mafias gubernamentales. Así como los partidos van por este sector, las opciones democráticas y de construcción ciudadana deben integrarlas. Nuestra patria, nos exige y convoca a derrotar, también, a los “quechu”, “alpinchistas”, tibios e indiferentes. Construir un mejor Perú no es acto de improvisación, es una opción con vocación patriótica y “creación heroica”.