Paraguay colorado
El escándalo que produjo en Lima la elección de Nicolás Maduro tapó una elección quizás menos glamorosa para “los indignados” locales pero muy significativa. Las elecciones paraguayas supusieron la vuelta del viejo partido Colorado a la conducción del gobierno de ese país luego del breve paréntesis que supuso la incompleta presidencia de Fernando Lugo. Se debe recordar que el partido victorioso gobernó el Paraguay por más de 65 años antes de perder las elecciones donde Fernando Lugo resultó ganador.
Como se recordará el expresidente Lugo fue víctima de un golpe de Estado orquestado desde el Congreso de la República paraguayo. A través de un conjunto de acusaciones los miembros del Partido Liberal Auténtico, hasta ese momento aliado de Lugo, decidieron sacarlo del poder con el apoyo del partido Colorado. El proceso que terminó con la salida del ex cura de la presidencia de la nación guaraní fue rápidamente calificado por la propia UNASUR como un proceso irregular que interrumpía el orden constitucional. En opinión del organismo regional se trató de un juicio político que no respetó las garantías mínimas para que se ejerciera el derecho a la defensa del entonces presidente Lugo. No sólo los breves plazos para la preparación de su defensa (menos de 48 horas); sino un conjunto de acusaciones que no discutían hechos sino especulaciones de los adversarios políticos de turno, llevaron a la UNASUR primero a calificar como irregular el juicio político a Lugo y segundo a suspender a ese país del organismo regional.
El golpe parlamentario colocó en el poder a Federico Franco en ese momento vice-presidente de Lugo y figura principal del Partido Liberal Auténtico, él pasó a controlar directamente el Poder Ejecutivo por primera vez en la historia paraguaya. Según informaciones periodísticas, con el golpe, los liberales habrían buscado quedarse en el poder más allá de la fecha que marcaba el calendario electoral. Sin embargo, el rápido movimiento del organismo regional habría hecho que Franco y su partido decidieron cumplir el calendario electoral original.
La presidencia liberal ha pasado sin pena, ni gloria. Son múltiples las acusaciones de corrupción que aparecieron en la prensa durante el mandato liberal. Y pese a que algunos medios limeños se esfuerzan por levantar la imagen de un Paraguay que crece a cifras impresionantes, los liberales perdieron el poder ante los malos resultados de su presidencia provisional y frente a una maquinaria política mucho más aceitada, la del partido Colorado.
Paraguay es conocido como uno de los países más corruptos y atrasados de nuestra región. Ahí no se ha producido reforma agraria y los indicadores sociales son paupérrimos. En medio del proceso electoral aparecieron acusaciones muy graves que deberían llamar la atención de aquellos que defienden la democracia. Es el caso de una compra-venta de más de 5 mil hectáreas que tenía de un lado el Estado a través del Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) y por otro una empresa vinculada a Jorge Oviedo (líder del partido UNACE fundado por el fallecido general y frustrado golpista Lino Oviedo). Esta operación inmobiliaria según denuncias periodísticas supuso el pago de un sobreprecio de más de 8 millones de dólares por el terreno en cuestión. Para profundizar las sospechas el pago por dicha transacción se realizó en efectivo y el dinero fue recibido por el tesorero del mencionado partido político. Según refieren diarios paraguayos, esta transacción habría sido fruto de un acuerdo entre el partido de gobierno y UNACE.
Esta no fue la única irregularidad del proceso. En el Paraguay la compra de votos es un hecho corriente y ampliamente reconocido. En estas elecciones se captó en video a una senadora del Partido Colorado que presuntamente estaba pactando la compra de votos. Es común también la costumbre del “alquiler” de los documentos de votación para evitar que se ejerza el derecho a voto.
Por último, el sistema paraguayo posee algunas particularidades que si bien no son exclusivas de ese país llaman la atención. Tanto el Tribunal Supremo de Justicia Electoral, como los miembros de mesa presentes el día de la votación son producto de un cuoteo entre las diversas fuerzas políticas. Sin embargo, dicha repartición responde a un escenario político anterior, donde no existían fuerzas de izquierda. Los cargos del principal órgano electoral están repartidos entre representantes de los partidos Colorado, Liberal Auténtico y de la UNACE.
Pese a todas estas irregularidades la comunidad internacional en su conjunto ha reconocido al nuevo presidente Horacio Cartes y ha validado el proceso electoral paraguayo. Por otra parte, los países miembros de UNASUR están en vías de normalizar sus relaciones con el nuevo gobierno, interrumpidas luego del golpe a Lugo. Con su actuación en Paraguay el organismo regional y los presidentes sudamericanos han puesto en claro que no están dispuestos a ningún tipo de golpe que afecte a los poderes democráticos constituidos. Sin embargo, extrañamos que la prensa nacional, que ha dedicado páginas enteras y portadas al proceso venezolano, haya sido más bien tímida con el proceso paraguayo plagado de irregularidades y que no haya condenado a UNASUR por su “doble moral”. ¿Será porque el que salió fue un Presidente de centro-izquierda? ¿Será porque Cartes es “antichavista”? ¿O será porque en realidad no le interesaba ni el futuro democrático de Paraguay o el de Venezuela y querían disciplinar al actual gobierno peruano?
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