Nuevo presidente, nuevo congreso. Elecciones 2023 son viables

Por: 

Rudecindo Vega Carreazo

Puede organizarse y bien elecciones generales el 2023 con cambio de mando incluido, es una mezquindad decir que ello no es posible. No se puede jugar con la vida de los ciudadanos ni con el destino del Perú. El congreso y la presidente, luego que la ciudadanía no aceptara que se queden hasta el 2026, pactaron, de espaldas al país, realizar elecciones en abril del 2024, y para justificarlo, convocaron al pleno del congreso al JNE, ONPE y RENIEC para que hagan el ridículo de justificar dicha desfachatez, y vaya que, con la participación del Premier y el ministro de Justicia, lo hicieron bien. A pocas horas de ello, en una pantomima de debate de adelanto de elecciones y como acto de desprecio al país decidieron rechazar el mismo. No quieren ni piensan dejar sus cargos, ninguno, angurrientos, desean quedarse hasta el 2026.

Elecciones tan cerca cómo abril del 2023 podrían generar muchos problemas por realizarse con las mismas perversas reglas actuales, para que participen los mismos y tener más de lo mismo y; elecciones tan largas como abril del 2024 o diciembre del 2023 terminarían destrozando más nuestro país. Ni la propuesta del congreso de abril del 2023 aprobada por cumplir y contra sus propias ganas ni la propuesta de Dina de abril del 2024 sacada a la fuerza; sugerimos una alternativa viable y sensata, que nos permita el 2023 organizar elecciones para presidente y congreso, realizar primera y segunda vuelta, garantizar transferencia y cambio de mando; el cronograma electoral extraordinario sería el siguiente:

  • Reformas constitucionales y legales hasta marzo del 2023.
  • Convocatoria a elecciones el 31 de marzo.
  • Primera vuelta el domingo 1 de octubre.
  • Segunda vuelta el domingo 12 de noviembre.
  • Proclamación el lunes 11 de diciembre.
  • Transmisión del mando el 31 de diciembre del 2023.

Las reformas constitucionales necesarias para hacer viable esta alternativa tienen que ver con: 

Recorte de mandato del presidente y de los congresistas del 2026 al 31 de diciembre y 29 de diciembre del 2023 respectivamente; Transmisión del mando el 31 de diciembre;
Impedir candidaturas con acusación fiscal por delitos dolosos vinculados al narcotráfico, minería ilegal, contrabando, tala ilegal, trata de personas, corrupción, lavado de activos, contra el orden constitucional y otros;

Determinación que el cargo de congresista corresponde a la agrupación política y no a la persona electa para evitar el transfuguismo y multiplicación de bancadas y que solo debe ser revisado por el JNE los casos de expulsión partidaria injusta.

Reelección parlamentaria, Bicameralidad.

Estas reformas constitucionales y otras que se consideren oportunas pueden ser aprobadas hasta el 28 de febrero en que ha sido ampliada la presente legislatura y ratificada inmediatamente en la siguiente legislatura ordinaria que se inicia el 1 de marzo. Estamos a tiempo y con suficiente tiempo para una salida democrática a esta crisis siempre que exista la intención y la voluntad de lograrlas.

Las modificaciones electorales de nivel legislativo son de diverso orden, pero no existe ninguna qué pueda poner en riesgo la organización y realización de las elecciones como se ha querido afirmar, recordemos que en las 3 últimas décadas muchas elecciones se han realizado con sólo 90 días de convocatoria, otras con 120, 180, 240 y ahora 270, el asunto es definir un cronograma electoral extraordinario para estas elecciones que sea una excepción a la normativa actualmente vigente.  Cronograma electoral extraordinario que debería ir acompañada de redefiniciones necesarias como la autorización de candidatos invitados en las listas, la suspensión de un año de antigüedad en la militancia para ser candidatos y la suspensión de las primarias de los partidos. Basta la definición política del congreso, la modificación constitucional y legal para que el JNE, ONPE y RENIEC cumplan con sus funciones.

El congreso tiene previsto someter a reconsideración el rechazo del adelanto de elecciones con 2 precisiones: que las elecciones sean en diciembre del 2023 y la transmisión del mando en abril del 2024. Sigue siendo una propuesta irrespetuosa por decir lo menos con la protesta ciudadana y ajena a la serenidad que necesita el país, el congreso pesetea, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año quedarse lo más que pueda, siempre sus intereses particulares puestos por delante de los intereses del Perú. Podrán aprobar su propuesta, pero muy difícil que ella sea aceptada por la ciudadanía del país. Para los ciudadanos es claro, el acuerdo oscuro, de espaldas al país, entre congreso, gobierno, JNE; ONPE y RENIEC por alargar lo más que pueden el cronograma electoral con normas ordinarias ajenas a la situación extraordinaria que vive el país.

Espero y aspiro a que una vez sea desaprobada o hasta aprobada la reconsideración del adelanto de elecciones por el congreso, la presidente Dina, como muestra de dignidad, renuncie a su cargo constitucional en expreso desacuerdo con las muertes y violaciones a los derechos humanos de estos días y como repudio a la actitud del congreso respecto de su negativa al adelanto de elecciones. En sus manos está que las elecciones para presidente, congreso y cambio de mando se realicen el 2023, incluso con plazos más breves que los discutidos en los diferentes proyectos de ley. Si ella renuncia, el congreso debería elegir nueva junta directiva cuyo presidente asuma la presidencia de la república, convoque inmediatamente a elecciones y conduzca la transición del país. Sería un acto valiente y digno, ojalá este a la altura de lo que el país exige. Ya tiene 2 ministros que han renunciado, su premier esta extraviado en el cargo y el gabinete está en estado catatónico y agónico; difícil gobernar en esa situación, ojalá no espere hasta el final o a la autorización que le de la oposición con la que pacto para asumir el cargo. Menos miseria, más dignidad.

Habrá que agradecer la extraordinaria torpeza de Castillo que nos libró de él y su gobierno, su incapacidad fue más capaz que el congreso, “gracias” a su fallido autogolpe tuvimos una sucesión constitucional que en nada es triunfo del congreso; porque no creer entonces en una sagaz decisión de la actual presidente, reconociendo su imposibilidad de gobernar, nos libre de este impresentable congreso y nos dé la oportunidad a los peruanos de empezar de nuevo y ojalá sin los mismos o peores yerros. El 2023, aún en nuestro bicentenario, podría ser nuestro año de recuperar la sensatez democrática, tan necesaria como urgente.