Más allá de la Unión Civil
Lo que ocurrió ese martes fue uno de los más grandes y tristes retrocesos de una lucha que viene librando no sólo la comunidad LGTBI, sino la sociedad civil que en la marcha por la igualdad
El martes que pasó fuimos testigos de una situación aberrante: con argumentos, cuando menos falaces, algunos congresistas miembros de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, decidieron discriminar desde sus escaños a la comunidad de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI), una vez más. Hubo, sin duda, defensores que se mantuvieron en la línea de la igualdad y la justicia, como es el caso de la congresista Verónika Mendoza quien no sólo defendió el proyecto de la Unión Civil para personas del mismo sexo, sino que además, desarrolló en su exposición una defensa contundente. Sin embargo, fueron más protagónicos los silencios, cuando no los pasos hacia atrás.
En Otra Mirada nos hemos manifestado en más de una ocasión a favor del proyecto de ley presentado por el congresista Carlos Bruce, conocido como “Unión Civil”; sin embargo, hemos reconocido también que se trata de un primer paso y, como tal, nos parece lo mínimo indispensable para un gran grupo de personas, repetimos: personas, porque en ocasiones, como el martes, han sido descritos como mucho menos que eso por quienes debieran representarlos como nos representan a todos.
Lo que ocurrió ese martes fue uno de los más grandes y tristes retrocesos de una lucha que viene librando no sólo la comunidad LGTBI, sino la sociedad civil que en la marcha por la igualdad, en abril de este año, se manifestó contundentemente en las calles de Lima a favor de este proyecto. No sólo eso, habría que recordar que fueron presentadas en el Congreso de la República, 10 mil firmas respaldando dicho proyecto de ley. No se trata pues, de un asunto intrascendente mi mucho menos invisible. Y este es justamente el tema fundamental.
En la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, se decidió debatir sobre el predictamen de “Unión Solidaria” que no constituye lo que la “Unión Civil” planteaba. Se trata de un proyecto mucho más limitado que, por si fuera poco, pretenden también recortar como afirmaron los congresistas Humberto Lay y Martha Chávez. Causó especial decepción, además, ver a un Carlos Bruce “consensuando” los derechos que tanto había defendido los meses precedentes. Sin embargo, ante la presión pública, se ha rectificado y se ha comprometido a no negociar.
¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre la Unión Civil y la Unión Solidaria? Pues, para decirlo en manera muy simple, la segunda propuesta se trata de una ley a la medida de los conservadores. Así de simple. Si ya la Unión Civil no constituía otra cosa que un primer paso para garantizar derechos fundamentales a la comunidad LGTBI, y algo de igualdad (porque el proceso para eliminar la discriminación pasa por otras iniciativas antes también rechazadas (como el caso de los crímenes de odio), la Unión Solidaria no es ni eso. No sólo se trata de un proyecto enfocado únicamente a los bienes patrimoniales, sino que tampoco les permite denominarse “compañeros civiles” siquiera, ni tener parentesco de primer grado, ni cambiar de estado civil en sus documentos de identidad, entre otros.
Tal parece que quisieran inventarse una realidad que no existe. Y la unión civil entre dos personas del mismo sexo es una demanda legítima que nos corresponde como ciudadanos defender en aras de construir una sociedad justa, libre de violencia y de discriminación, para nosotrxs, para los que estamos y los que vendrán. Nos corresponde también sancionar desde nuestros espacios, y en las elecciones desde nuestras cédulas, a quienes utilizan sus escaños para pontificar desde sus creencias religiosas en espacios que debieran ser enteramente laicos. La religión se respeta, sí, pero no gobierna y habrá que hacérselo recordar a aquellos que quieren gobernarnos desde una fe por la cual no votamos. Este martes estaremos atentos al debate y lo haremos desde el lado justo de la historia.
#UniónCivilYa
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