Un TPP que se tambalea
Un tratado tan ambicioso como este, que excede sin duda los temas estrictamente comerciales, y cuyo contenido desconocemos, estaría tambaleándose y podría, tal vez, terminar frustrado.
El Acuerdo Transpacífico de asociación económica (TPP por sus siglas en inglés) constituye un acuerdo comercial negociado en común por 12 países de la cuenca del Pacífico: EEUU, Canadá, Perú, México, Chile, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Malasia, Singapur y Brunei. Un tratado tan ambicioso como este, que excede sin duda los temas estrictamente comerciales, y cuyo contenido desconocemos, estaría tambaleándose y podría, tal vez, terminar frustrado.
Lo primero que habría que indicar es que se trata de negociaciones comerciales que buscan, como señalan diversos analistas sobre todo luego de que Wikileaks filtrara información, favorecer los intereses de las empresas transnacionales de Estados Unidos, dándoles mayores privilegios de los ya obtenidos en los Tratados de Libre Comercio (TLC). Esto explica el secretismo en las negociaciones. Sin embargo, tratándose de un acuerdo de tal envergadura resulta peligroso que las negociaciones no sean conocidas por la ciudadanía, ni tampoco por el Congreso de la República. En dicho sentido, 21 parlamentarios peruanos han firmado a mediados de febrero, una carta solicitando que se hagan públicas las negociaciones y el borrador del texto antes de que el acuerdo final sea firmado. En total, se trata de 86 parlamentarios de los 12 países involucrados en la negociación.
Sin embargo, el borrador publicado por Wikileaks revela también los puntos de discordancia que se mantienen en las negociaciones y los riesgos de un acuerdo en estos términos. Alarma, por ejemplo, que las normas ambientales se encuentren limitadas, con lo cual favorecen a diversas empresas. Japón, por ejemplo, lidera para peor una oposición a la propuesta de los Estados Unidos sobre cómo encarar estos asuntos toda vez que este país se ha negado a ratificar diversos acuerdos ambientales a nivel mundial. Pero, además, se ratifica la política de retirar soberanía a los países para tratar las controversias. De esta manera, se permite, al igual que en los Tratados de Libre Comercio, que las empresas transnacionales que se vean afectadas por alguna norma interna, recurran a tribunales internacionales y ya no se vean en la necesidad de pasar por la justicia peruana. Habría que recordar, además, que muchos de estos tribunales internacionales, suelen ser influenciados por las corporaciones.
Pero además, en el TPP hay cláusulas explícitas que buscan marginar a las empresas estatales de los privilegios otorgados a las empresas privadas con la clara intención de impedir el ingreso de China en estas negociaciones. Países como Vietnam y Malasia se han opuesto al tema porque afecta directamente a sus empresas. Activistas y periodistas se han unido a la oposición, señalando que en el documento filtrado se nota que todavía hay un camino largo hasta el consenso, sobre todo en los temas más sensibles, lo cual podría llevar incluso al colapso de las negociaciones.
Pero políticamente, este acuerdo tampoco la tiene fácil en los mismos Estados Unidos, país que lidera las negociaciones. La dificultad principal está en que el convenio debe ser aprobado por el congreso y si bien han sido siempre los demócratas quienes se han opuesto a los tratados de este corte, ahora podemos hablar también de parlamentarios republicanos sumándose a la oposición. Expertos indican que la aprobación no será
posible sin que el Congreso conceda primero la vía rápida (fast track). Con este documento el Congreso otorga al presidente una guía que indica qué deberían contener estos acuerdos comerciales y promete un voto de aprobación o rechazo, sin mayor discusión. Sin embargo, si bien el presidente Barack Obama ha mencionado la agenda comercial en su discurso del Estado de la Unión no ha presionado mucho para convencer a los representantes dentro de su partido. Todo indica que el bloque entre republicanos y demócratas no aprobará nada hasta el nuevo Congreso que surgirá de las elecciones del 2016.
Tal parece que el TPP, contra todo pronóstico inicial, se tambalea y podría frustrarse antes de lo pensado.
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