El triunfo es del pueblo izquierdista
La gran discusión de estos días es a quién pertenece la jornada del 17 de marzo pasado. La derecha mediática y política, una vez que ha encajado el golpe de la derrota del SI, viene repitiendo insistentemente, en todas las plazas mediáticas a su alcance, porque las otras ya las abandonó hace décadas, que el triunfo es de Lourdes Flores y el PPC. Estos últimos, aliados leales en la campaña por la revocatoria pero que ahora se han subido al carro mediático y ya disponen sobre la gestión municipal y cómo deberá ser la próxima alianza política que la sostenga.
La realidad, sin embargo, necia como suele ser, nos dice que el afán revocador fue derrotado, que se queda la alcaldesa Susana Villarán, y que ello es una victoria de proporciones de la izquierda sobre la derecha bruta y achorada, que promovió la revocatoria para sacar a Villarán, siguiendo con su limpieza de izquierdistas de cualquier posición de poder en el Perú. Esta victoria coloca a la izquierda peruana mejor que un año atrás, cuando fue defenestrado el gabinete Lerner y la derecha aprovechó el creciente viraje conservador del gobierno de Ollanta Humala para afirmar y ganar posiciones, tanto ideológicas como políticas.
La victoria, sin embargo, no ha sido total porque los resultados muestran que probablemente sean revocados la mayoría de los regidores de izquierda y quizás se tenga que ir a una nueva elección. Ello supone que ha existido un “abrazo del oso” por parte de sectores conservadores. Una parte del voto de derecha por el NO, aproximadamente unos 30 mil votos, ha cruzado su votación, marcando el NO en el caso de la alcaldesa Villarán y el SI para los regidores izquierdistas, consiguiendo que el SI supere al NO en el caso de cada uno de estos últimos. Esto nos debe llevar a reflexionar sobre el tipo de campaña que se ha hecho, escondiendo a la izquierda y sus voceros en los momentos claves y queriendo dar un tono “clasemediero” a la opción por el NO, lejana de las necesidades estratégicas de una campaña que necesitaba afincarse en los sectores populares y sus necesidades más urgentes. Un énfasis distinto, combatiendo el clientelismo, hubiera permitido reducir el voto de derecha en los barrios populares y de esta forma minimizar la maniobra del cruce que ha tenido éxito.
Pero más allá del personaje de la alcaldesa Villarán el triunfo de fondo se lo lleva una vez más el pueblo izquierdista que con gran terquedad vota por la opción que percibe más cercana a sus intereses. Si analizamos las últimas elecciones a nivel nacional y los dos últimos comicios en Lima metropolitana, podemos ver que el pueblo izquierdista saca cerca de un tercio de la votación nacional en primera vuelta y aproximadamente un cuarto de la votación en Lima. Seis y dos millones y más respectivamente. Un montón de votos. Lo que pasa es que por diversas circunstancias, que van del engaño a la revocatoria, no le es posible gobernar con sus representantes. Sin embargo, derrocha lealtad y vota por el NO nuevamente hace pocos días. Este es el pueblo izquierdista del que la derecha vive aterrada y que trata de minimizar o invisibilizar constantemente. Este es el pueblo izquierdista que se merece representantes que estén a la altura de las circunstancias, sentados en primera fila y decidiendo a favor de las mayorías, definitivamente más allá de los cubileteos de ocasión.
Resaltar la identidad izquierdista del triunfo del domingo 17 no quiere decir, por otra parte, que no consideremos fundamental aliarnos con todos los sectores, de centro y derecha democráticos, para sostener la gobernabilidad de la capital en el horizonte del programa de “Lima para todos”. Pero ello no significa abdicar del liderazgo izquierdista surgido de las urnas, porque ese es el único camino que le permitirá a la opción progresista seguir ganando en Lima para ganar luego en el Perú.
Añadir nuevo comentario