El voto joven
Alejandra Dinegro
En nuestra sociedad, la juventud aparece como el paradigma de lo vital, lo nuevo y lo esperanzador. Es la imagen percibida y atribuida a nivel mundial, en mayor o menor medida, pero lo es. Es la etapa del descubrimiento diverso, ya sea personal, intelectual, político y demás.
Y es justamente este difícil rango de edad, los que más sufren las consecuencias de las recetas políticas que se implementan; es este rango de edad el principal bolsón electoral atractivo, al cual aspiran conquistar los políticos en campaña. Pero veamos algunas peculiaridades.
Este año 1, 141,338 peruanos harán su debut electoral y elegirán por primera vez este 10 de abril, a sus representantes. Peruanos y peruanas que en estos momentos están definiendo sus votos o simplemente ya tiene a sus elegidos y elegidas.
El l Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI, dio a conocer que al 30 de junio de 2015, la población joven entre el rango de edad de 15 y 29 años, en nuestro país, asciende a 8 millones 377 mil, y que representa el 27% del total de la población. De esta población joven, 4 millones 136 mil son mujeres y 4 millones 241 mil son hombres.
Según la última encuesta de CPI, Keiko Fujimori se mantiene fuerte en el grupo de electores de 18 a 24 años (28.7%). Seguida por PPK, Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea, quienes lograron persuadir a jóvenes votantes que simpatizaban con Julio Guzmán y César Acuña, al ser excluidos del proceso electoral.
El voto duro de Keiko es fácilmente explicable: llega a los sectores D y E, donde el acceso a los principales servicios básicos resulta ser una odisea; viene realizando durante años trabajo político asistencialista, lo cual es muy bien aprovechado debido a la ausencia del Estado en los sectores más pobres; ha logrado jugar con la emoción y el miedo de la ciudadanía en temas tan sensibles como el terror y la seguridad ciudadana; apunta principalmente a los jóvenes de estos sectores pues son los que menos acceso a la información, educación y trabajo, tienen.
Pero por otro lado están los jóvenes de las clases medias: aquellas y aquellos que acceden fácilmente a las redes sociales e informáticas y a una educación pública y/o privada, que les permite tener una herramienta de análisis para poder construirse una opinión propia. Siendo este grupo, los que no elegirán a candidatos como Alan García y Keiko Fujimori, pues para este grupo el factor “política” no es un elemento disgregante en sus vidas.
Sin embargo habría que tomar atención a como se desenvuelven ambos sectores con relación a las elecciones. Hay temas transversales que les afectan a todos por igual como la falta de empleo, el nulo o poco acceso a la educación de calidad, la inseguridad ciudadana, embarazos adolescentes, nula discusión de agendas jóvenes, la apolitización, la informalidad, y más. Temas que tienen que resolver día a día, los cuales encabezan su lista de prioridades, por encima de la relegada opción de la participación política.
Es este sector, el que representa un poco más del 27%, al total de nuestro electorado y que decidirán, en gran medida a nuestra futura presidenta o presidente. Una cifra nada despreciable, a pesar de ser el sector etario con menos oportunidades. Este es el voto joven que marca tendencias importantes en el desarrollo de la campaña electoral.
Es el voto joven el que busca nuevas opciones políticas, ofertas novedosas, medidas reales y concisas de soluciones a sus problemas y figuras nuevas que logren despertar simpatía en ellos. Y es aquí donde figuras como Verónika Mendoza, aparecen como nuevos referentes de la política local y nacional. Personalidades que proyectan no solo la simpatía, sino que despiertan el activismo político de quienes quieren formar parte de proyectos de cambio.
Finalmente, los jóvenes aún tenemos agenda pendiente, aún requerimos conquistar derechos laborales, sociales, educativos, de género, que nos permita acceder a una educación pública de calidad y sin fines de lucro, que defienda la voluntad individual de decidir sobre sus vidas, de ser agentes de cambio local y puedan disputar espacios de poder, que no tengamos sobre nuestras espaldas una nueva “ley pulpin”, sino una Ley General del Trabajo, y sobretodo que seamos la Generación del Bicentenario capaz de repensar los grandes dilemas nacionales y empezar un nuevo ciclo político.
Joven, a pensar bien el voto, que de ello dependerá el futuro Perú que quieras tener..
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