Canción criolla, canción andina, ¿y la canción peruana?
Vicente Otta R.
Pocos ámbitos de la vida social reflejan con tanta claridad la fractura de la sociedad peruana como la música. Se celebran la canción criolla y la canción andina pero no hay un Día de la Canción Peruana. Hasta hace poco la canción criolla se asumía como la canción nacional por excelencia, expresión de la peruanidad, aún cuando su influencia era reducida en comparación a la de la música andina que abarcaba a la mayor parte del país y su universo social inmensamente mayoritario, reflejando también la diversidad cultural de nuestra sociedad a través de las variantes étnico regionales y de género que lo expresaban.
Hasta los años setentas la inmensa mayoría de peruanos tenía en los huaynos su expresión musical y danzaría. Las grandes estrellas musicales eran los intérpretes vernaculares: Flor Pucarina, la Pastorita Huaracina, El Picaflor de los Andes o el Jilguero del Huascarán, entre otros. Dominaban las festividades populares y el mundo discográfico. Pero eran invisibles para el mundo oficial de la educación, la cultura y los medios de comunicación. La preeminencia de la música criolla y géneros modernos como el rock, cumbia, pop, etc; era y es fruto de la hegemonía política y cultural eurocentrica de los que conducían los destinos del país y controlaban los medios de comunicación.
Existían y persisten huaynos y variantes del Centro, de Ayacucho, Apurimac, Cusco, de Ancash, Cajamarca, etc. El surgimiento del tekno huayno, la música chicha y de la cumbia andina en los últimos treinta años, ha ido produciendo expresiones musicales propiamente nacionales por su cobertura y mistura de las diversas variantes de la música andina y amazónica, sin eliminar los géneros tradicionales que han sido subordinados a estas nuevas expresiones que reflejan el proceso de migración y urbanización de la mayor parte de la población. Dos terceras partes de los peruanos habitan las ciudades, y el mundo campesino y rural ha pasado a ser minoritario.
No pretendemos cuestionar la legitimidad de estas diferentes celebraciones, queremos afirmar la necesidad de instituir el Día de la Canción Peruana que rinda homenaje a nuestra rica y diversa expresión musical y danzaria, sin exclusiones ni sentido valorativo de los diversos géneros que nos habitan. Esta celebración plasmaría de modo pleno nuestra condición de país pluricultural y multilingüe y el proyecto de sociedad intercultural que debemos forjar.
El Perú de todas las sangres, de quinuales de mil colores que anunciaba Arguedas debe cristalizarse en el Día de la Canción Peruana, sin detrimento de las diversas celebraciones criollas, andinas o amazónicas. Debe acoger y representar a todos estos géneros como expresiones legítimas de nuestra diversidad musical y cultural.
Por ello, este 31 de octubre hemos celebrado el Día de la Canción Criolla construyendo el Perú intercultural, inclusivo, solidario y de igualdad social y cultural que es nuestro sueño mayor.
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