Masacre en Putis: 123 muertos
Carlos Tapia
1).- Algunos medios, en pequeñas notas reseñadas en las páginas interiores, dan cuenta del reclamo de Gerardo Fernández -alcalde del centro poblado de Putis, en la provincia ayacuchana de Huanta- pidiendo al Ministerio de Defensa (Mindef) “que revele de una vez los nombres de los militares que estuvieron involucrados en la matanza de 123 pobladores en Putis en diciembre de 1984” (LR. 20.11).
2).- ¿Por qué este reclamo? Porque habiendo pasado ya 31 años de este sanguinario hecho y casi 15 años de un juicio que no avanza, a pesar de las declaraciones de supervivientes y testigos, no se conoce la identidad del Comandante “Oscar”, Teniente “Bareta” y un oficial “Lalo”, que dirigieron la matanza de los indefensos pobladores, incluidos 23 mujeres y nueve niños menores de seis años.
3).- La CVR transcribe el testimonio de uno de los anónimos efectivos militares (Nº 043-2003-CVR): “Hubo un llamado de la pacificación: vengan, no va a pasar nada, por eso estamos acá (…) Se recogió a la gente de todos los caseríos. Ellos han venido con todas las cosas a Putis para formar un centro poblado, porque pensaban que iban a estar más tranquilos cerca de la base (…) Los engañaron, les dijeron vamos a hacer piscigranja. Fueron más de tres horas, todos eran varones, hicieron su propia fosa, ellos mismos. Los comenzaron a matar de seis en seis. Una parte de los efectivos estaba más o menos a 40 metros, vigilando por dónde podían escapar (…) No pretendieron escapar porque estaban acorralados”.
4).- Hacia el año 1982, los senderistas habían escogido subyugar a la comunidad de Putis mediante el terror. Habían matado a los dirigentes que se oponían a que la comunidad sirviera de tránsito a sus pelotones hacia la selva. Y cuando las FFAA ingresaron a combatirlos a comienzos de 1983, los terroristas obligaron a sus pobladores que abandonaran sus tierras en la comunidad y que se fueran a vivir a los “cerros”.
5).- Entre los 123 asesinados, también estaba un grupo de pobladores que se quedaron en la comunidad. Lo que demuestra que el problema no era solo con los sospechosos que habían huido a los cerros, sino que la orden era no dejar ningún testigo. Por eso, la barbarie de matar hasta niños y niñas. Las jóvenes, antes de matarlas, fueron “abusadas” en la noche anterior.
6).- La respuesta del Mindef, ante la reiterada solicitud del juzgado competente, siempre ha sido que no tienen la relación del personal solicitado.
Publicado en Diario Uno, 23 de noviembre 2015
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