Mi amigo Carlos Bedoya señala en su última columna en Diario UNO que la derrota de la Ley Pulpín abre paso a la reconstrucción del bloque nacional popular que llevó a Humala a la victoria el 2011, juntando nuevamente a nacionalistas e izquierdistas en Gana Perú en torno al Programa de la Gran Transformación pero sin los traidores de Ollanta y Nadine.
Desde esta perspectiva, critica a quienes apuestan para el 2016 por una candidatura de izquierda, “peor aún con banderas que derivan del sectarismo ecologista”.

Yo sí creo que en el 2016 debe presentarse una candidatura del Frente Amplio como parte de un proceso de construcción de una alternativa de gobierno que sea capaz de romper efectivamente con el capitalismo extractivista primario exportador construida por Fujimori y mantenido y profundizado por Alejandro Toledo, Alan García y ahora Ollanta Humala.

Creo también que eliminar los regímenes laborales de excepción, aprobar una Ley General del Trabajo con trabajo digno para todas y todos, y romper con la continuidad del modelo primario exportador que concentra la productividad en unos pocos sectores de la economía y deja al resto en actividades de sobrevivencia, deben ser parte central de la propuesta del FA 2016.
Pero de la misma manera estoy convencido que el uso sostenible de nuestros recursos naturales, el cambio de la matriz energética sucia por una limpia y renovable, la protección de la Amazonía y de las cabeceras de cuencas y páramos andinos como espacios de generación de servicios ambientales fundamentales para el Perú y para la humanidad, la afirmación del derecho de las poblaciones locales a gestionar sus territorios, deben ser temas absolutamente centrales en la propuesta programática del FA 2016.

Estas propuestas surgen de movimientos sociales que están en marcha desde mucho antes que los jóvenes salgan a la calle, pero que el análisis de mi amigo Carlos ignora: los ronderos cajamarquinos, los comuneros de Lambayeque y de la sierra de Piura, los agricultores del Valle del Río Tambo, los indígenas de la Amazonía, los campesinos de las provincias altas del Cusco.
Si los jóvenes han puesto en agenda el tema laboral y la industrialización, estos otros sectores hace rato que reclaman que el tema ecológico sea igualmente central en las propuestas de cambio que salen de la izquierda.

Creo por supuesto que desde la izquierda hay que llamar a otros sectores, incluyendo a sectores nacionalistas que recién ahora se dan cuenta que Ollanta traicionó todas sus promesas. Pero no a costa de diluir la centralidad que el tema ecológico debe tener en un programa de ruptura con la herencia neoliberal.