Los sobrecostos son logísticos
El Perú está entrando en una fase de desaceleración económica que, de no subsanarse, puede ser irreversible en el corto y mediano plazo
El Perú está entrando en una fase de desaceleración económica que, de no subsanarse, puede ser irreversible en el corto y mediano plazo. A pesar de ello, seguimos siendo uno de los países en la región con las tasas más altas de crecimiento. No obstante, lo que importa no es que nos esté yendo mejor en un contexto pesimista, sino que seamos los mejores y los primeros a la hora de retomar el liderazgo. Lamentablemente, no nos encontramos en una situación que nos permita lograrlo.
Recientemente, el Perú ha caído varios puestos en 23 índices de competitividad a nivel mundial. Esto no sólo se debe a la lenta y engorrosa administración pública o a las deficiencias en el capital humano, sino también a la misma falta de infraestructura y servicios eficientes que hacen de nuestros productos menos competitivos frente a los del resto del mundo. Los costos logísticos, entendidos principalmente como el costo de transportar un bien hasta su punto de venta ya sea en el interior o en el extranjero, aumentan ante estas deficiencias y aún no se terminan de subsanar.
Por ejemplo, las grandes compañías marítimas y aéreas que cobran por sus servicios, generalmente dan precios integrados por todos los que brindan (almacenamiento, estiba, etc.) al no haber una estandarización de los precios de cada uno de ellos. Esto lleva a quejas contra estas empresas por sobrecostos y abusos, en especial por parte de las pequeñas y medianas empresas quienes son las principales perjudicadas al no tener la misma facilidad que las grandes compañías (principalmente extranjeras) para cubrir esos costos que les impiden consolidarse en mercados internacionales y crecer.
También podemos considerar el caso de los puertos a lo largo del país. Hay frecuencias limitadas en las navieras que atienden los puertos de Paita o Matarani por lo que los exportadores deben mandar sus cargas al puerto del Callao, el cual mueve el 85% del comercio internacional peruano. Se debe invertir en el ferrocarril central pues éste va a menos de la mitad de la velocidad de los trenes de carga modernos, originando retrasos y que los exportadores prefieran, en un 80%, transportar los minerales a través de la Carretera Central. Ésta última está, a su vez, congestionada al no tener vías auxiliares. Además, no tiene un acceso directo al puerto del Callao, por lo que el tráfico limeño contribuye al retraso de los embarques.
Hemos visto que se han realizado inversiones en infraestructura portuaria y de almacenes para acelerar los procesos y cubrir la creciente oferta y demanda producto del auge de las importaciones y exportaciones a récords históricos. La concesión de los muelles norte y sur del Callao, el nuevo muelle de minerales y la reciente concesión del puerto de Pisco son avances a considerar; aunque, aún faltan más inversiones en los puertos y sus accesos los cuales permitirían reducir la carga del puerto del Callao y reducir los fletes en un 30%.
Por último, debemos recordar que el comercio exterior, si bien es trascendente para empujar aún más el crecimiento económico nacional, debe ir de la mano del crecimiento de los mercados internos. Debido a la agreste geografía del país, muchos productores y agricultores enfrentan sobrecostos logísticos sobre el precio de los bienes de un 35% o más para aquellos en la sierra y selva. Colombia por ejemplo tiene sobrecostos entre 18% y 20%, mientras que Chile los tiene en el orden de 15%. Por ello, continuar la inversión en carreteras y potenciar los mercados del interior resulta esencial para el crecimiento inclusivo del país.
El gobierno entonces, debería dirigir su esfuerzo en mejorar la cadena logística a lo largo del país. Debería considerar que estas mejoras dan un impulso positivo a la economía en menos tiempo y con más fuerza que la reducción de los sobrecostos laborales y administrativos que promueve el actual paquete del ministro Castilla.
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