Lobos en el VRAEM
En la mañana de ayer, el Presidente de la República, Ollanta Humala confirmaba el fallecimiento del número dos del narcoterrrorismo en el VRAEM, el conocido como camarada “Alipio”. Del mismo modo, se confirmó horas más tarde el fallecimiento de otros personajes que integraban la columna narcoterrorista. Se trató del camarada Gabriel y posiblemente del camarada Alfonso. De este modo, se asestó un fuerte golpe para la organización armada del cual será difícil una pronta recuperación. Esta noticia, por ello, es saludada por todos aquellos que defendemos el Estado de Derecho y consideramos fundamental la lucha contra las drogas.
No obstante, pasada la noticia y el reconocimiento a los estrategas de la Brigada Especial Antiterrorista “Lobo”, quienes concibieron la operación, y a las fuerzas especiales conjuntas conformada por miembros del Ejército, la Marina y la FAP, bajo la conducción del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, cabe ahora analizar el significado real y el impacto de esta captura en la zona. Los beneficios que trae y el camino que aún queda por recorrer.
Este duro golpe contra la conducción militar de la banda armada que actúa en el VRAEM, desarrollando el narcotráfico en la zona, evidencia que para tomar la iniciativa en esta lucha el trabajo de inteligencia es prioritario y fundamental. De este modo, la brigada de inteligencia mixta ha logrado penetrar ya la estructura y dinámica interna de la banda armada. Esta penetración se ha visto facilitada porque no existe una cohesión ideológica ni lealtades políticas entre los contingentes de base de la banda armada, razón por la cual ven a sus “jefes” como lo que son: un grupo ligado al narcotráfico que se ha convertido en un cartel regional. Esto, como han indicado diversos especialistas, facilita la compra de informantes y la delación.
Por otro lado, después de cinco años de presencia de las FFAA y la PNP en la zona, se ha logrado superar los errores estratégicos cometidos que se basaban en el control territorial mediante bases fijas y bases móviles. Al llevar a cabo los patrullajes, a pie o en vehículos, las emboscadas contra los efectivos militares resultaban sencillas. Nuevamente, la labor de inteligencia resulta prioritaria y esto se mencionaba ya en el manual contra subversión que en 1989 decía que el 20% de acciones deben ser operaciones y el 80% restante, de inteligencia.
Finalmente, lo importante a tomar en cuenta es que de eliminarse a esta banda armada de los hermanos Quispe Palomino, la lucha no termina. El gran problema de fondo es el narcotráfico en la zona que crea un ámbito favorable a la violencia. Esta banda armada o cualquier otra, continuará actuando, pero ya no solo atacando a las Fuerzas Armadas, sino también y sobre todo buscando corromper a las instituciones.
Por ellos los esfuerzos deben ser articulados ya que la lucha contra el narcotráfico contempla diversas aristas. Se felicita sin embargo este enorme primer paso que demuestra el trabajo importante de la brigada “Lobo” gracias a quienes vamos avanzando.
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