Lima: ¿tendencia sin contenido?
Alejandra Dinegro Martínez
Dice una frase popular que la primera impresión cuenta. Aunque en algunas ocasiones la primera impresión es mala consejera. Pues bien, ese parece ser el caso del actual alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio. Y digo que parece, puesto que a pesar de las cualidades – discutibles - que lo vienen acompañando en su tercera gestión como alcalde, parece no ser de importancia para un sector de limeños.
Sin embargo, si la mayor cualidad personal que ha tratado de perfilar en la mente de los ciudadanos, lo lleva a niveles máximos como el hecho de irse de vacaciones (aprobado en sesión de concejo el pasado jueves 15 de setiembre), podría ser una causal, por ejemplo, de ir perdiendo aprobación hacia su gestión.
GFK mostró los resultados de su última Encuesta Nacional Urbano Rural que mostraba una baja considerable en lo que representa su santuario electoral: a los sectores socioeconómicos D y E, con un desplome de 20 puntos de aprobación. Su principal base de respaldo se va desencantando y lo que parece ser la gota que rebasa el vaso es la exagerada vocación por el silencio.
Posteriormente Ipsos Apoyo publica el 19 de setiembre, una encuesta, donde unas cifras importantes a resaltar es el respaldo del 56% de la población encuestada, hacia la iniciativa ciudadana del pedido de rendición de cuentas más conocido como “Habla Castañeda”. Sumado a un 60% que considera la interpelación como una demanda justa.
“Habla Castañeda”, fue anunciada públicamente hace un mes y rápidamente ha suscitado el interés de diversos sectores de la sociedad, así como de instituciones y personalidades ligadas a la lucha contra la corrupción, la transparencia de gestión, políticas municipales y más. Lo importante de la campaña ya iniciada con éxito es que está dirigida y organizada por jóvenes y por ciudadanos afectados directamente por las obras del alcalde, tal es el caso de los vecinos del By Pass 28 de julio, el Puente Santa Rosa y la Comunidad Shipiba de Cantagallo. Siendo uno de los rostros más visibles, el regidor opositor Hernán Núñez, quien viene ejerciendo coherentemente su rol fiscalizador. Como vemos, es ciudadanía organizada y que se ve afectada directamente por la mala gestión de Luis Castañeda, los que están detrás de la campaña.
Lo cierto es que Lima, parece ser discutida desde una esfera totalmente alejada de la realidad, mas no es analizada y discutida seriamente, pues es aquí donde se debe de poner en el centro del debate, el derecho a la ciudad: derecho y respeto a los espacios públicos, reforma del transporte, servicios básicos de calidad, planificación urbana, acceso a viviendas de calidad, el construir y compartir recursos simbólicos como el arte y la cultura, así como el acceso mismo a la información, sobre nuestra ciudad.
Conceptos que la actual gestión no comprende bajo la lógica de quien hoy es responsable de no llevar a cabo reformas sustanciales para lograr una ciudad vinculada a los vecinos. Sólo por dar un ejemplo: las combis siguen matando gente, la reforma iniciada por la gestión anterior fue dejada de lado y en lugar de aspirar a un Sistema Integrado de Transporte para la ciudad, las combis han vuelto a ser dueña de las pistas.
Es entendible, que quiera caracterizar a su gestión, como la que más obras realiza, es totalmente saludable si las hace con sus debidos estudios técnicos, que contribuyan a beneficiar a los vecinos y no al contrario, es incluso tolerable que no hable, pero lo que no es permisible, ni mucho menos justificable, es que se realice cualquier acción sin la menor intención de transparencia, que por ley, los funcionarios públicos deberían tener como principal deber.
Es por ello, la legitimidad con la cual se viene posicionando la campaña “Habla Castañeda” que va a contracorriente contra la cultura de la informalidad, que alimenta el respaldo hacia Castañeda. Siendo los sectores D y E quienes principalmente ven en Castañeda, al alcalde permisible a la más mínima señal de corrupción. En pocas palabras, es la versión peruana del “dejar hacer, dejar pasar” la frase francesa que resume la mano invisible del mercado y la mínima intervención del Estado.
Por último, está en manos de los propios ciudadanos de Lima, en asumirse como tales, con derechos y deberes plenos, capaces de romper ese cerco de la informalidad predominante de las cuales se sirven autoridades como Castañeda, para mantener una ciudad llena de cemento, llena de tendencias sin contenidos, y sin la visión de ciudad sostenible que muy bien está contenido en el Plam 2035: una visión de futuro que nos proponía un camino para llegar a ser una ciudad sostenible. Un proceso que implicó casi un año de trabajo, concertación con todos los distritos, negociación con fuerzas políticas, y que concluyó en una cartera de más de 200 proyectos.
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