Lecciones que no se aprenden
Ha pasado poco más de una semana desde que el Cusco fue declarado zona de emergencia.
Las lluvias torrenciales causaron serios daños en varios distritos y provincias del Cusco y tanto locales como turistas se han visto afectados directamente por este fenómeno que parece calmarse poco a poco. Sin embargo, pasadas las lluvias, ¿qué lección se puede aprender?
Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), lluvias como las manifestadas hace una semana en Cusco no se registraban desde hace 15 años; sin embargo, a pesar de la inusual intensidad de las mismas, cabe resaltar que entre los meses de enero y mediados de abril las lluvias intensas son protagonistas en la sierra del Perú. Por otro lado, en diciembre del año pasado, el Diario La Primera¹ afirmó que el Senamhi había anunciado que en el mes de enero se registrarían lluvias torrenciales tanto en Cusco como en la Provincia de la Convención. ¿Qué se hizo con esta información?
Como vemos, una vez más las políticas de prevención resultan insuficientes. Mientras tanto en las provincias cusqueñas como Anta, Calca, Quispicanchi, etc. los daños son innumerables y pese a que el gobierno local ha iniciado un despliegue de apoyo enviando representantes a la zona, la respuesta ha sido lenta. Por otro lado, el Presidente del Consejo de Ministros, Javier Velásquez Quesquén, ha confirmado que el Alcalde de Aguas Calientes, una de las zonas más afectadas a causa de las lluvias, fue avisado con tiempo sobre el posible fenómeno por parte del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Vale decir, empezaron a tirarse la pelota. Lamentablemente, esto ocurre porque en la Ley de Descentralización no quedan claras las funciones de los gobiernos regionales y las del gobierno central.
En medio de este escenario queda claro que no existe, además de políticas de prevención necesarias, un protocolo estatal que garantice que, una vez ocurridas situaciones como esta, se accione eficazmente para apoyar a aquellos peruanos que lo necesiten. Recordemos Pisco, por ejemplo, han pasado más de dos años y la reconstrucción sigue siendo una buena broma.
Entonces tenemos un doble problema. Por un lado la falta de políticas de prevención que cada año cobran factura en el período de lluvias y, por otro lado, la inexistencia de un plan de acción efectivo para actuar luego de desastres. Esperemos que ambas deficiencias sean subsanadas en breve pues, no olvidemos que el Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático, lo que quiere decir que estos fenómenos no serán los últimos. Más vale prevenir que lamentar.
¹ Diario La Primera 29/12/2010
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