La política monetaria del BCR y su impacto en la economía peruana
Alejandro Narváez Liceras(*)
El último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva (junio 2024) nos dio la noticia de que la inflación interanual cayó en mayo hasta el 2%, por debajo del umbral objetivo del 3% autoimpuesto. La contracara de la guerra contra la inflación llevada a cabo por el banco emisor, es la parálisis de la economía peruana como el efecto inmediato de la feroz escalada de las tasas de interés (precio del dinero) que se dio en poco tiempo y con una rapidez nunca vista. A la severa caída de la inflación hay que relacionarla con la abrupta contracción de la demanda interna (consumo público, privado e inversiones).
Cuando la inflación se convierte en una preocupación para el banco central, éste utiliza la política monetaria contractiva (subir tasa de interés y aumentar el coeficiente de caja) para reducir la cantidad de dinero disponible en el sistema financiero para las empresas y los hogares con el fin de frenar la inversión y el consumo. El resultado es que, al frenar dicha inversión y consumo, la menor actividad económica resultante hace que los precios bajen rápidamente. Esta política tendrá sentido siempre y cuando la economía local está recalentada debido a una alta demanda agregada generalmente prologada en el tiempo.
Cifras en la mano
En los últimos tres años (2021-2023) la tasa de inflación más alta se dio en el 2022 (8.5%) y en ese mismo periodo la tasa de interés manejado por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se disparó a 7.75% manteniéndose así hasta agosto de 2023. En el último semestre del 2022, ya era evidente el agotamiento de la economía peruana (PBI de 2022:2.6%) y en el 2023 llegó la recesión con un PBI: -0.6%, sin embargo, la tasa de interés sólo se redujo a 7.5% en un contexto de fuerte caída de precios debido al estancamiento de la economía.
La lucha antiinflacionista se convirtió en un objetivo de primera magnitud del BCRP. El proceso de desinflación ha ocurrido en muy poco tiempo (2022 -2023) pero ha causado estragos en la economía del país. Suena goloso, suena muy bien, presentar una inflación baja de 2%. Esto tendría que ser positivo, pero no lo es, como veremos luego. No es difícil de entender con las cifras en la mano. Y, es precisamente algo negativo para la actividad económica. El objetivo final no es no tener inflación, sino simplemente que los precios no suban tanto como para perder poder adquisitivo de nuestros ingresos.
Las decisiones del banco central que preside Julio Velarde, no son inocuas, tienen sus consecuencias, tienen su cara y su cruz. Por un lado, el récord de ganancias de los bancos peruanos gracias a las elevadas tasas activas, incluido el Banco de la Nación en los últimos tres años (ésa es la cara) (véase las estadísticas de la banca múltiple de la SBS). Por otro lado, se ha enfriado la economía del país con el ascenso vertical de tasa de interés siendo sus efectos inmediatos: más desempleo, más subempleo y aumento de la pobreza (la cruz).
Aquí algunas evidencias
Las consecuencias más dolorosas son: la quiebra de empresas (principalmente del sector pyme) y de los hogares. Según la demografía empresarial del INEI (junio 2024) en el 2022 se crearon 66,179 empresas y dejaron de operar (quebraron) 54,253 de ellas. En el 2023 se dieron de alta (nacieron) 68,847 empresas y cesaron sus actividades (bajas) 68,326 negocios. Y, las pocas que sobreviven, son en parte, gracias al dinero público trasferido con el programa “Reactiva Perú”. La teoría es sencilla: el costo de financiamiento de las pequeñas y medianas empresas que alcanza hasta el 50% anual es abusivo (usura), a diferencia de las grandes empresas que obtienen recursos con tasas que no superan los dos dígitos anuales. Al cierre de 2023 la morosidad real del sistema microfinanciero (SMF) aumentó al 11. 87% (2022:10.79%) (véase Moody’s, Perú, diciembre 2023).
Según la información estadística del Sistema COOPAC de la SBS, en el 2022 se disolvieron 77 cooperativas de ahorro y crédito, en el 2023 un total de 61 cooperativas y en lo que va de este año (a junio 2024) dejaron de existir 24 cooperativas. Se alegan distintas razones (pérdida total del capital social y reservas, inactividad, entre otras.). No menos importante es la reciente quiebra de la CMAC Sullana, quinta en el ranking de cajas municipales y con una cartera de colocaciones de 2,200 millones de soles a diciembre de 2023. La tasa de morosidad promedio a mayo de 2024 del sistema financiero (bancos, financieras, cajas y empresas de crédito) se disparó a 6.98%, el nivel más elevado en casi dos décadas (véase estadísticas de la SBS). Estas son las consecuencias de decisiones humanas erróneas de las que se habla poco o nada.
Política Monetaria: análisis costo/beneficio
La política monetaria (política instrumental) sirve como un medio para alcanzar algunos de los objetivos propios de la política económica de un gobierno. Más concretamente, la política monetaria consiste en la acción consciente emprendida por el banco central, o la inacción deliberada, para cambiar la cantidad, la disponibilidad o el precio del dinero (tasa de interés), con el fin de contribuir -repito- al logro de los objetivos básicos de la política económica (crecimiento, empleo, estabilidad de precios, distribución de la renta, etc.,). Obviamente, el objetivo más importante de la política monetaria es, la estabilidad de precios, pero nada impide que también pueda contribuir al logro del crecimiento sostenido, al pleno empleo, etc.
Por ejemplo, La Fed de Estados Unidos tiene un doble mandato: estabilidad de precios y pleno empleo.
Ahora bien, la primera meta que la política económica y otras políticas gubernamentales deben perseguir en cualquier país es aumentar el «bienestar material” de sus ciudadanos. La idea de que, en último término, lo que los gobiernos persiguen con sus políticas es tratar de «mejorar» el bienestar de la gente, o cuando menos que éste no empeore y que se reduzcan los problemas más negativos que afectan a la mayoría de ellas. Por lo tanto, los objetivos de las políticas económicas de un gobierno y las instituciones que toman decisiones deben ser evaluados de acuerdo con su contribución al bienestar de la sociedad (se conoce como el análisis costo - beneficio). Es una cuestión de capital importancia que casi siempre se ignora.
Apuntes finales
- La tasa de interés también conocido como tasa de referencia, es el precio base que el directorio del BCR pone a tu dinero de manera discrecional, por lo tanto, es una decisión política. A partir de dicha tasa los prestamistas (bancos, financieras, etc.) pueden cobrar libremente la tasa que deseen a los tomadores de un préstamo (prestatarios) y siempre será para arriba. Es decir, el banco central fija libremente la tasa activa, pero no la pasiva, mejor dicho, los intereses que el banco debe pagar al ahorrista o al que tiene un depósito a plazo fijo.
- El diagnóstico del Banco Central ha sido erróneo: ha creído que la causa de la inflación ha sido la demanda agregada mayor a la oferta agregada. En un país con una tasa de desempleo de 7%, un subempleo de 47% de la PEA, con un tercio de su población en situación de pobreza monetaria, la demanda es menguante. La inmensa mayoría de peruanos apenas sobreviven.
- Ningún empresario sube precios en un contexto económico de parálisis. Todo el mundo lo sabe. El problema es que se deterioran los márgenes empresariales, y eso puede retrasar el ciclo inversor. Las Instituciones que tomas decisiones viven de espaldas al resto del país. Están desconectadas de la realidad. En mi opinión, trabajan mucho más para perjudicar que para ayudar.
- Una economía con inflación cero (o próximo a cero) incluso negativo, es síntoma de que está enferma, muy mal, casi en coma. Las economías funcionan a base de consumo e inversión. Si quitas el consumo y la inversión, estrangulas la actividad económica, y eso se llama en economía “el silencio de los cementerios” (hay mucha paz, no hay inflación, todos están muertos). Yo prefiero la inflación al silencio de los cementerios. Y si me preguntara sobre cuánta es la inflación que prefiere, mi respuesta sería “de un digito".
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(*) Es profesor principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Instituto Internacional de Economía y Empresa.
(**) Este artículo y otros del autor puede leerse en: www.alejandronarvaez.com