La estafa del nodo energético del sur
Una nueva estafa se cierne sobre el sistema energético en el país.
La alerta viene, esta vez, de un informe realizado por Pedro Carzola para Semana Económica, publicado el 17 de noviembre último. Bajo el título “Con un nodo en la garganta”, Cazorla muestra como el nodo energético del sur resultaría siendo un buen negocio para las empresas generadoras pero no tan bueno para los clientes finales, es decir, para los peruanos. El grave asunto es como sigue.
Se conoce como nodo energético del sur al complejo petroquímico donde se planea construir dos plantas de generación termoeléctrica de 500 MW de capacidad, una en Ilo (Moquegua) y la otra en Mollendo (Arequipa). Una de las principales finalidades del nodo es generar demanda para el futuro gasoducto del sur. Pero como la ejecución del gasoducto es aún incierta, en la primera etapa del proyecto las centrales operarán con diesel. Dados los altos costos de operar con este combustible derivado del petróleo, las centrales solo generarían electricidad en casos de emergencia.
Si bien la construcción del nodo energético no tiene mayor impacto sin el gasoducto, se insiste en dar luz verde a un proyecto que sí sería un buen negocio para las generadoras. ¿Dónde está el negocio? En un sistema eléctrico se remunera la potencia, es decir, la capacidad para generar energía eléctrica. Por tanto, las dos generadoras que obtenga la adjudicación (una por cada planta) recibirán un ingreso garantizado que cubrirá los costos de instalación y mantenimiento como contribución por esta potencia. ¡Negociazo!
Así, tal como está proyectado, el nodo de electricidad se evapora al igual que la vieja promesa del gasoducto surandino. Lo peor es que, a pesar de que no genere suministro eléctrico, el nodo podría incrementar las tarifas eléctricas de los peruanos. Como señala Carzola: “Si el cargo total que piden los ganadores del concurso es mayor que el cargo regulado de potencia, entonces el exceso va al peaje de transmisión, lo que ocasionaría un incremento en los precios a los clientes finales: regulados y libres”.
Este preocupante panorama, sin embargo, no parece incomodar a los postores que buscan adjudicarse el proyecto. Los candidatos para obtener la adjudicación serían el grupo Endesa (que posee las empresas Edegel, Eepsa y Chinango), GDF Suez (Enersur), Israel Corp (Kallpa Generacion) y DukeEnergy (Egenor, Termoselva). El asunto de la concentración del mercado también cubre este concurso, pues el 62% de la electricidad en el Perú es generada por los mencionados grupos económicos. Se señala también que la distribuidora Luz del Sur sería otra de las empresas que estaría muy interesada en participar a través de un consorcio. “El sentimiento del mercado es que Luz del Sur junto con Enersur, Kallpa y Edegel (empresas líderes con el 48.6% de participación de mercado en generación térmica) son las candidatas más fuertes para obtener la adjudicación”, señala Carzola.
Siendo la incertidumbre la principal característica del gasoducto del sur, proyecto que le daría sentido y sostenibilidad al nodo de generación eléctrica, se observa un desinterés del gobierno por apostar por un único proyecto de energía sostenible y de largo plazo. Así, es lamentable decirlo, el camino para transformar la matriz energética del Perú se ve cada vez más lejana.
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