La educación en el candelero
En las últimas semanas la educación vuelve a estar en el candelero por las mismas malas razones que la derecha bruta y achorada (DBA) nos ha impuesto en las últimas décadas. Supuestamente un grupo de malos profesores que hoy se llaman Movadef y ayer se llamaron Patria Roja hace huelgas y movilizaciones por sus reclamos e impide que los chicos tengan clases.
Las huelgas y movilizaciones efectivamente suceden pero ellas no son el problema fundamental de la educación peruana sino tan solo su síntoma. La cuestión de fondo continúa siendo el abandono secular al que el Estado y las élites dominantes someten al sistema educativo porque no les interesa la suerte de los ocho millones de escolares que allí mal estudian. El candidato Ollanta Humala prometió enfrentar este abandono secular con la llamada “Revolución Educativa” que supondría empezar a aplicar el Proyecto Educativo Nacional, pasando del magro 3% del PBI como presupuesto educativo al indispensable 6% en sus cinco años de gobiernoi.
Sin embargo, muy poco de esto se ha cumplido. Le ha pasado a Humala en educación lo que también ha sucedido en otros sectores, ha puesto el piloto automático permitiendo que continúe la desidia de siempre. En el caso concreto del ministerio del ramo ha puesto a un grupo de “buena gente” pero sin la capacidad política necesaria para tomar el toro por las astas. Durante el primer año de gobierno han continuado con los seminarios y talleres de toda la vida que estudian por enésima vez los mismos problemas, sacando conclusiones interesantes pero parciales, que engordan las gavetas de burócratas y consultores. En cuanto a programas concretos se refiere han avanzado en los pilotos que son costumbre, amarrados al cuentagotas del MEF.
El proyecto de Ley de Desarrollo Docente no es una excepción a esta dinámica. Bueno como tal pero insuficiente en el conjunto. Se trata de un proyecto que parte de una óptica distinta que la ley vigente de Carrera Pública Magisterial (CPM). Mientras la última tiene un carácter punitivo que busca castigar a los maestros por su supuesta incapacidad e ignorancia, la primera adopta una actitud promotora del maestro buscando efectivamente su desarrollo docente dentro de los marcos de la meritocracia. Además, unifica los dos regímenes existentes (antigua ley del profesorado y CPM) en un solo sistema de carrera, sin marginar a nadie de la capacitación ni de los indispensables aumentos que habían separado a unos profesores contra los otros.
La pregunta es si una golondrina hace el verano. En educación ya sabemos que no. Por más importante que sea una ley de desarrollo docente sino está articulada con una reforma (o revolución) educativa, su capacidad de cambio será muy pequeña. Sobre todo cuando tenemos a un Ministerio de Educación secuestrado por el MEF. El caso del presupuesto 2012 es clamoroso al respecto. De un indispensable aumento de cuatro mil millones de soles para empezar la revolución educativa la administración actual se contentó con mil doscientos millones, cuyo efectivo desembolso habría que rechequear.
En cuanto al lío del Movadef, que la derecha pone por delante para no debatir lo demás, habría que señalar que los maestros y sus representaciones sindicales participan en la gestión de la carrera magisterial en todo el planeta. Este principio hace décadas que no se discute. El problema es que el Sutep no funciona como un sindicato relativamente democrático, sino como la expresión sindical de distintas corrientes políticas. Existe el Sutep controlado por Patria Roja, quizás si el de mayor implantación en el país, pero también el Sutep controlado por Sendero Luminoso, que ha crecido en los últimos años por el manejo dictatorial y sectario de Patria Roja en el gremio. Asimismo, también existen en muchas partes sutes distritales y provinciales democráticos conducidos por maestros de distinto color político, pero cuya presencia todavía no es significativa en el país. Frente a esta realidad, cuya solución corresponde a los maestros y a nadie más que a ellos, se debe propiciar la participación de los maestros eligiendo a sus representantes en los distintos niveles para velar por sus intereses.
Hay que insistir entonces en la necesidad de una reforma educativa integral con el presupuesto indispensable para llevarla adelante. Mientras tanto, ojala que el debate de este proyecto de carrera docente, permita jalar el hilo de la madeja para poner sobre la mesa los temas de fondo y no quedarnos, nuevamente, en la cáscara.
1. i Dar atención y educación integral a la primera infancia. Desarrollar el programa Cuna Más en los distritos rurales del programa Juntos y en por lo menos el 50% de los niños de áreas urbanas cuyas madres trabajan y están por debajo de la línea de pobreza.
2. Impulsar el nivel educativo de Educación Inicial aumentando la cobertura al nivel de jardín, para los niños de 3 a 5 años.
3. Conseguir logros de aprendizaje durante este quinquenio para que todos los niños al terminar primaria sepan leer, escribir y contar.
4. Reorganizar la educación rural terminando con la soledad de las 8,000 escuelas unidocentes e impulsando las redes educativas necesarias.
5. Desarrollar un plan nacional de Educación Bilingüe Intercultural, transversal a todo el sistema educativo, pero que priorice las 50 provincias del Perú y los 400,000 niños en Lima, cuya lengua materna no es el castellano.
6. Reformar la Carrera Pública Magisterial, afirmando el carácter meritocrático de la misma, pero dándole un sentido promotor y no punitivo del magisterio.
7. Reorganizar el sistema educativo para tener un Ministerio de Educación como ente rector y orientador de políticas, articulado con la operación descentralizada a nivel regional del aparato educativo.
8. Desarrollar una política de Estado de educación técnico productiva tanto a nivel básico como superior.
9. Aprobar de inmediato la nueva ley universitaria, que inicie un proceso de reforma, recuperando el sistema universitario, la profesionalización y la investigación articuladas al desarrollo nacional.
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