La CVR y las condiciones olvidadas de la guerra interna

El 28 de agosto, se cumplió seis años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR),

cuya importancia necesita ser reconocida para que no se repita el más terrible episodio de nuestra historia reciente.

Como señala Salomón Lerner, no podemos dar por zanjado un periodo de nuestra historia que debe ser analizado, que debe servir como punto de partida para una superación de nuestra vida social¹.
 
El informe de la CVR marca un precedente fundamental para explicar la trágica situación de violencia que se vivió durante las dos últimas décadas del siglo XX y reconocer, como condiciones detonantes de dicha violencia, las múltiples brechas sociales que atravesaron y continúan atravesando al país. La pobreza, la desigualdad, la exclusión, la ausencia del Estado, las debilidades del sistema de justicia son algunos conflictos de los que se valió Sendero Luminoso para iniciar su demencial proyecto de construcción de un “nuevo Estado” en las zonas donde dichas condiciones eran extremas.
 
Por ejemplo, la Región Sur-Central compuesta por el departamento de Ayacucho, las provincias de Acobamba y Angaraes del departamento de Huancavelica y las provincias de Andahuaylas y Chincheros del departamento de Apurímac, fue el escenario original del conflicto armado interno y donde se constata la mayor cantidad de muertos, el 42% de víctimas a nivel nacional. En estas zonas, la mayoría de peruanos eran pobres, quechua hablantes y apenas eran atendidos por las autoridades del Estado, para quienes la población altoandina significaba menos que ciudadanos de segunda clase. Así, al desatarse la violencia interna se evidenció la situación de exclusión y la visión racista que se tenía de aquellas  poblaciones del país.
 
¿Habrá cambiado esta situación? Lamentablemente, no. En estas regiones, y en muchas otras del país, la pobreza, la desigualdad y la exclusión persisten. En estas condiciones, se podría generar un escenario propicio para la emergencia de movimientos violentistas y extremos, a los que no podemos dar ninguna tregua.
 
¿Qué hay que hacer? En su informe la CVR recomendó una serie de políticas para enfrentar estas brechas sociales, mecanismos para reparar a las víctimas e investigó algunos casos de violaciones contra los derechos humanos que necesitan ser judicializados. Es necesario que el gobierno se comprometa con todo esto y no evada sus responsabilidades. Asimismo, necesitamos recordar para no repetir esta trágica historia. Por ello, es necesario, por ejemplo, que se construya, cuanto antes, el Museo de la Memoria para tener un espacio de diálogo permanente con lo que fuimos y debemos dejar de ser, para ser mejores peruanos.
 

¹ “La izquierda jugó a democracia y lucha armada”. En la Revista Domingo, suplemento de La República. 23/08/09, p. 6.

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