La carta Nadine Heredia

Hace unos días, algunas portadas alertaban nuevamente sobre un tema ya conocido: la posible candidatura de Nadine Heredia.

Hace unos días, algunas portadas alertaban nuevamente sobre un tema ya conocido: la posible candidatura de Nadine Heredia. Luego de que ella misma descartara dicha posibilidad y que otros miembros del gobierno lo hicieran también a fines del año pasado, todo indica que la carta Nadine seguirá rondando redacciones y quién sabe, también puede estar rondando algunos espacios de estrategia política. ¿Quién gana y quién pierde con esta carta?

La estrella tiembla

El rótulo “reelección conyugal” lo instauró el candidato natural del aprismo Alan García. Buscó, no sólo hacer luz a la posibilidad de un segundo gobierno de la “familia presidencial”, sino, sobre todo, opacar las sendas denuncias contra su segundo gobierno pues la Megacomisión estaba causando demasiado ruido alrededor de él.

Pero la estrategia no llegó a buen puerto. García ha demostrado temerle más de lo que quiere evidenciar no sólo a las denuncias de la Megacomisión, que podrían ponerlo fuera de carrera en las elecciones del 2016, sino también a aquellos candidatos que pudieran causarle cualquier tipo de susto. Eso explica, por un lado su temor a la carta Nadine Heredia, pero también su temor frente a una posible candidatura del conocido chef peruano, Gastón Acurio.

El grupo amenaza

El grupo El Comercio publicó como portada el último día de enero lo siguiente: “Insisten en abrirle paso a la candidatura de Nadine”. Más allá de la noticia de portada y la nota respectiva, lo cierto es que el grupo ha sido el que mayor atención ha brindado a la carta Nadine desde siempre. ¿Por qué?

Nadine Heredia podría no ser una carta atractiva en términos electorales para los intereses del grupo El Comercio pero lo mismo ocurrió con su esposo, Ollanta Humala, y ahora vemos cómo las cosas se acomodaron para beneficio del oligopolio. Sin embargo, de cuando en cuando, El Comercio deja notar su interés por recordarle al mandatario que no se desvíe de sus intereses. Ni siquiera de la Hoja de Ruta. Lo que el gran grupo busca siempre es mantenerlo en vilo y de cuando en cuando sacan alguna portada con dicho fin. La candidatura de Nadine Heredia es, en ese sentido, una buena manera de recordarle al mandatario que ellos ponen la agenda.

El nacionalismo, ¿avanza?

Pero la carta Nadine Heredia es, sí, muy interesante para el Partido Nacionalista por sobre todo. Más allá de las críticas que han llovido de un lado y otro, con la denominación de la esposa del Presidente Humala como Presidenta del actual partido de gobierno, las filas en el nacionalismo se han sentido resucitadas.

Al letargo anterior con el que manejaban la (des)dicha de tener a su candidato en el sillón presidencial, pero un plan de gobierno echado a la calle y una hoja de ruta prácticamente inexistente, la presidencia de Nadine Heredia en el nacionalismo le ha sentado muy bien. No sólo los militantes han recobrado energía, sino también otros personajes de peso dentro del nacionalismo que ven, en esta figura, a una candidata con la que no tendrían reparos en jugársela ya sea a la Presidencia de la República (previa negociación congresal pues, a la fecha, dicha postulación es simplemente imposible), al municipio de Lima como ha trascendido en algunas columnas de analistas o, y esto es lo más probable, encabezando una lista al congreso en las elecciones del 2016. En el último caso, podría garantizarse así, al menos en parte, hacerle frente a las represalias que el aprismo y el fujimorismo cobrarán con el actual mandatario.

Pero el dato importante es que la carta Nadine Heredia debería estar descartadísima incluso del discurso en Palacio de Gobierno y en cualquier otro espacio. Es la misma Ley Orgánica de Elecciones la que impide (artículo 107) que los “familiares directos del presidente de la República puedan postular” y, sin embargo, la política de este gobierno es “huir para adelante”, reincidiendo en los errores ya varias veces criticados, haciendo caso omiso de la oposición, pero también de la legalidad en este caso. Se trata de una candidatura ilegal y, por tanto, zanjar de una buena vez el tema no solo desde Palacio, sino también desde el partido de gobierno sería lo ideal. Sin embargo, todo indica que las estrategias gubernamentales y sus intereses distan de lo ideal hace buen tiempo.

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