Jeannette Jara: republicanismo popular para América Latina
Julio Schiappa
¿Deben llorar los chilenos progresistas o de izquierda por la derrota en las urnas de Jara? No, el casi 42% de Jeanette Jara rescata un bloque popular y parlamentario, que demuestra que lo zurdo es un mensaje en la mente y el corazón de los chilenos. Y el reconocimiento de la victoria de un ultra derecha, es un paso muy decisivo que rompe los esquemas del autoritarismo de izquierda en AL. Republicanismo puro desde el campo popular.

En el complejo tablero político de América Latina, donde las ideologías a menudo se diluyen en el pragmatismo y las figuras personales eclipsan a los proyectos colectivos, la trayectoria de la comunista chilena Jeannette Jara emerge con un valor paradigmático. Diputada, ex candidata presidencial y militante de base, su recorrido ofrece un manual de estrategia y principios para una izquierda que busca renovarse sin perder el rumbo. Para un país como Perú, donde la dispersión y la crisis de credibilidad son endémicas en este sector, su ejemplo resulta particularmente iluminador.
La Política con los pies en el Barrio
A diferencia de muchos rostros surgidos de los medios o las élites, la fortaleza política de Jeannette Jara se construyó en el barrio cerca de Estación Central. Su paso por el liderazgo estudiantil, seguido de su labor como alcaldesa y trabajadora social, forjó un vínculo tangible con las urgencias cotidianas de la gente. “La credibilidad no se gana en los estudios de televisión, sino en la capacidad de resolver problemas concretos en los territorios,” señala la analista política chilena Marta Lagos. Este arraigo es la primera lección: una izquierda desconectada de la calle es una izquierda sin futuro.
En Perú, donde la desconfianza hacia una clase política percibida como distante es abismal, la reconstrucción de la izquierda, obligatoriamente, debe pasar por el trabajo local y la presencia constante.
La fuerza de la coherencia y la Unidad Estratégica
Jeannette Jara es, ante todo, una militante orgánica del Partido Comunista de Chile. No esconde su afiliación en un intento por parecer “moderada”; por el contrario, la ostenta con convicción. Esta coherencia, lejos de ser un lastre, se ha convertido en un activo de autenticidad dentro de la coalición de gobierno, Apruebo Dignidad. “Jara representa la columna vertebral ideológica del pacto. Su valor no está en los porcentajes de aprobación, sino en que encarna la fidelidad a un proyecto histórico, tensionándolo desde la izquierda y recordándole sus orígenes,” explica el sociólogo Alberto Mayol.
Esta dinámica encierra una segunda lección crucial: la unidad no significa uniformidad. Se puede mantener una identidad firme y, al mismo tiempo, ser un pilar constructivo de un bloque más amplio.
Para la izquierda peruana, crónicamente dividida entre el personalismo y la fragmentación, el mensaje es claro. “El modelo chileno, con sus tensiones, muestra que es posible un ‘frente amplio’ donde conviven socialdemócratas, ecologistas y comunistas. En Perú, ese es el único camino para dejar de ser marginales, pero requiere generosidad y un programa mínimo creíble,” opina la politóloga peruana Paula Muñoz.
Un liderazgo que conecta luchas
Su perfil también sintetiza luchas contemporáneas. Encarna un feminismo, que vincula la igualdad de género con la justicia económica, y una defensa de los derechos sociales desde la experiencia del gobierno local. “No hablamos de abstracciones. Hablamos de salud, pensiones, cuidados y vivienda. Es la política del día a día que es donde se gana o pierde la confianza,” ha afirmado la propia Jara en discursos públicos. Esta capacidad para conectar lo estructural con lo cotidiano es otra clave ausente con frecuencia en el discurso de la izquierda regional.
Conclusión: La Resiliencia como estrategia
La candidatura de Jeannette Jara no logró catapultarla a La Moneda, pero cumplió un rol esencial: afirmar una identidad y demostrar que la política se ejerce en múltiples frentes. Su trabajo perseverante como diputada continúa ese camino. La lección final, tanto para Chile como para Perú, es la de la resiliencia estratégica.
No se trata de buscar atajos con caudillos efímeros, sino de emprender la labor, menos glamorosa pero más duradera, de fortalecer las organizaciones, arraigarse en el territorio y tejer alianzas inteligentes.
Para una izquierda peruana y los socialistas democráticos, que miran con incertidumbre su futuro, el ejemplo de Jeannette Jara es un llamado a dejar de lado las divisiones estériles y a empezar, desde abajo, la lenta pero indispensable tarea de reconstruir un proyecto colectivo con raíces, coherencia y una conexión verdadera con el dolor y la esperanza de su gente. En un continente en busca de brújulas, su trayectoria apunta hacia el único norte posible:” la política hecha con, por y desde la gente, día a día, que es donde se gana o pierde la confianza,” ha afirmado la propia Jara en discursos públicos. Esta capacidad para conectar lo estructural con lo cotidiano es otra clave ausente con frecuencia en el discurso de la izquierda regional.
Gran lección: republicanismo popular y no olvidar las raíces en la vida de la gente con nuestra propuesta de transformación social.
