Humberto Campodónico, Petroperú: primer balance

¿Es que se puede fortalecer a una empresa pública como Petroperú cuando la orientación general del gobierno toma un curso donde se favorecen abiertamente políticas que otorgan una preeminencia general al libre mercado?

Nosotros creemos que sí y el Directorio designado en agosto del 2011 logró avanzar en ese camino. Ahora tenemos que, en noviembre del 2012, la española Técnicas Reunidas ha terminado toda la ingeniería del Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara (en realidad Talara no solo se moderniza sino que se convierte en una refinería nueva). Lo que ahora corresponde, entonces, es ponerla en marcha con la propia Técnicas Reunidas (lo que es inmediato), o procediendo a una licitación internacional (lo que, sin embargo, tiene un tiempo de demora adicional).

En ambos casos, el proyecto debe hacerse de manera integral, aunque puede comenzar por módulos, siendo el primero de ellos la desulfurización (que es un mandato legal) pues descontamina el medio ambiente y disminuye fuertemente las enfermedades respiratorias.

Otro proyecto clave para Petroperú que corresponde a nuestro Directorio (aunque fue aprobado por el nuevo Directorio, 24 horas después de nuestra salida) es que ahora Petroperú tiene la titularidad del Lote 64 de la Selva Norte, que las empresas Talisman y Hess estaban devolviendo al ente regulador Perupetro. Esto es importantísimo porque permite a Petroperú volver a tener petróleo, actividad de la que fue expulsado en 1996 cuando sus lotes petroleros (el Lote 8 y todos los lotes de Talara) fueron entregados a inversionistas privados, quienes han obtenido importantes ganancias con su explotación.

Hemos avanzado también en las políticas de Buen Gobierno Corporativo, exigidas por la Bolsa de Valores de Lima, de la cual es miembro Petroperú. Teniendo ahora un horizonte claro de mediano plazo para los inversionistas (ya que puede comenzar Talara y la puesta en marcha de la extracción de petróleo del Lote 64) está preparado el terreno para la emisión de acciones en la Bolsa de Valores de Lima (de manera gradual) lo que incorporará en el Directorio a representantes de los inversionistas minoritarios, reafirmando la autonomía de la empresa que, en muchos aspectos, está todavía recortada por la influencia del MEF .

Agreguemos que el DL 1031 del 2008 establecía que se debían vender un mínimo de 20% de las acciones de Petroperú en la BVL, lo que fue modificado, durante nuestra gestión, por la Ley 29817 de diciembre del 2011, para que solo se venda hasta el 20% de las acciones de Petroperú.

Volviendo a la pregunta inicial, gobiernos como el chileno y el colombiano han fortalecido sus empresas públicas. Lo hizo el gobierno de Uribe con la nueva legislación de 2003 y hoy Ecopetrol produce 750,000 barriles diarios (Petroperú ninguno), generando ingresos de US$ 28,000 millones anuales. Hace unos días, la estatal Codelco de Chile acaba de anunciar que aumentará la producción de cobre en 42% hasta 2.5 millones de toneladas anuales, lo que le permitirá transferir al fisco US$ 100,000 millones en los próximos 25 años (La Tercera, 17 de enero). Este es el camino de excelencia y transparencia de empresas que Petroperú debiera emular.

Es eso lo que nos permite decir que hemos tenido logros de primera importancia, que no existían en agosto del 2011. Van a ser, por tanto, un punto de apoyo para el avance de la empresa.

Es eso lo que no quiere El Comercio y lo ha expresado en reciente editorial, afirmando que debe “morir el mito” de la empresa pública exitosa, atribuyéndonos la autoría de la actual política petrolera. Cierto, siempre hemos defendido esa política pero cierto es también que el Presidente Humala la hizo suya y esa es la política que defendemos (no estamos hablando de la política energética, que incluye al gas natural, con la cual tenemos serios desacuerdos pero que, ojo, no forman parte de la misión empresarial de Petroperú).

Son estas picas en Flandes las que, en los hechos, se oponen frontalmente al Art. 60 de la Constitución, que establece la subsidiariedad del Estado en la actividad empresarial, en otras palabras que no debería haber empresas públicas allí donde las empresas privadas pueden realizar la misma actividad. Y los logros que mencionamos lo que hacen es demostrar que las empresas públicas sí pueden realizar aquellas actividades que prohíbe la Constitución neoliberal, absolutamente ideologizada y fuera de la realidad, a tal punto que no existe un “artículo 60” en ninguna otra Constitución del mundo.

Y, también, demuestra que el tema central en el manejo técnico y responsable de las empresas no está relacionado con la propiedad –como dicen los neoliberales- sino que es un tema de buena gestión. Así las cosas, la buena gestión está allí. Eso es lo que quieren tumbarse, poniendo por delante “mitos” y “caprichos”.

Siempre pusimos por delante estos principios. Nada de lo que hemos hecho se opone a ellos, lo que es una verdad de perogrullo. Por el contrario, se ha avanzado. Eso es lo que interesa, más allá de situaciones difíciles, como cuando se le ha negado sistemáticamente a nuestro Directorio elementos clave de Buen Gobierno Corporativo, como es el hecho que en todo el año 2012 la Junta General de Accionistas solo se reunió una vez, en mayo, y solo para aprobar los Estados Financieros del 2011.

Dos temas finales. En el campo administrativo y de avance gerencial, siempre dijimos que el primer periodo era el de la transición, pero aún no del cambio. El cambio tenía que venir, con toda fuerza, una vez que se hubieran consolidado los objetivos, como la modernización de Talara y la vuelta a la explotación de petróleo. Estuvo bien esta orientación? Hay quienes dicen que se debería haber hecho todo a la vez (la transición y el cambio). Es discutible, cómo no. Pero esa fue la política que nos trazamos y eso fue lo que hicimos.

Lo segundo, nuestra renuncia se debió a que, habiendo concluido con los objetivos iniciales se necesitaba un firme apoyo político para pasar a una segunda fase. Ese apoyo, desde el más alto nivel, no lo tuvimos. Todo lo contrario. Fue por eso que presentamos nuestra renuncia, poniendo en el centro la continuidad de las políticas de la empresa y los éxitos en la gestión. Habernos ocupado en ese momento de acusaciones y dimes y diretes hubiera ensombrecido lo que hoy nadie puede negar. Que Petroperú está en mejores condiciones de avanzar que en agosto del 2011.

 

Si eso no sucediera, entonces, claro, estaremos entre los primeros en tratar de garantizar, no solo los avances logrados, sino que éstos se lleven aún más lejos, garantizando el fortalecimiento de Petroperú y de la política energética peruana.

 

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