Estados Unidos y China: la disputa tecnológica y sus implicaciones globales
Alejandra Dinegro M.
El reciente lanzamiento de DeepSteek, un sistema de inteligencia artificial desarrollado en China, representa un hito en la competencia tecnológica entre China y Estados Unidos. Este avance no solo desafía la hegemonía de las grandes tecnológicas norteamericanas, sino que también redefine los equilibrios de poder en la esfera digital y la gobernanza de datos a escala global.
Las inversiones multimillonarias de empresas como OpenAI, Google y Microsoft en inteligencia artificial han consolidado el liderazgo estadounidense en el sector. En 2023, se estimó que la inversión en IA a nivel global rondó los $189 mil millones, con Estados Unidos liderando con un 50% de dicha inversión. No obstante, China ha aumentado significativamente su gasto en investigación y desarrollo; al cierre del mismo año la industria de la IA en China alcanzó los $69.455 millones con más de 4,400 empresas, de acuerdo a los datos del Centro de Desarrollo de la Industria de la Información en China. La irrupción de DeepSteek subraya la capacidad de China para desarrollar tecnologías competitivas a bajo costo y con un modelo de innovación basado en la sinergia entre el Estado y el sector privado.
Desde una perspectiva estructural, esta carrera tecnológica tiene implicancias que trascienden la mera competencia empresarial. Se trata de un enfrentamiento por la supremacía tecnológica, con efectos directos sobre la economía digital, la seguridad cibernética y la regulación internacional del uso de la inteligencia artificial. Además, se estima que el consumo de energía de los centros de datos utilizados para entrenar modelos de IA es equivalente al de países enteros. Un solo modelo de IA de gran escala, como Chat GPT puede llegar a consumir 1,287 megavatios hora de electricidad (suficiente para abastecer a unos 120 hogares estadounidenses promedio durante un año), lo que genera alrededor de 552 toneladas de dióxido de carbono. Lo que ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad ambiental del crecimiento exponencial de esta tecnología.
El impacto de la IA en la economía global es también significativo. Se estima que el mercado de inteligencia artificial genere $15.7 billones en valor económico para 2030, con un aumento de la productividad laboral del 40% en sectores industriales y de servicios. Sin embargo, el acceso desigual a estas tecnologías podría exacerbar brechas económicas entre naciones desarrolladas y en vías de desarrollo.
América Latina en el escenario tecnológico global
América Latina enfrenta una encrucijada en este contexto. A pesar de no ser un actor primario en el desarrollo de IA, la región es un espacio de disputa para la influencia tecnológica de ambas potencias. Mientras China expande su presencia mediante inversiones en infraestructura digital y telecomunicaciones, Estados Unidos sigue dominando los sectores de software y ciberseguridad. En 2022, se reportó que empresas chinas invirtieron más de $10 mil millones en redes 5G y tecnología digital en la región, mientras que Estados Unidos canalizó fondos a la ciberseguridad y la protección de datos.
El desarrollo tecnológico no es un fenómeno aislado; impacta directamente en la economía, el empleo y la soberanía digital. La capacidad de innovación y adaptación tecnológica de la región depende en gran medida de la implementación de políticas que fomenten la investigación científica, la colaboración público-privada y la creación de regulaciones que protejan los datos sin frenar la innovación.
Para evitar la dependencia tecnológica, América Latina debe diseñar una estrategia integral que impulse la generación de conocimiento y tecnología propia. La inversión en educación, la creación de centros de excelencia en IA y el fortalecimiento de ecosistemas de emprendimiento tecnológico resultan fundamentales para posicionar a la región en un rol más activo dentro de la economía digital.
De acuerdo a CEPAL entre los años 2010 y 2021, en términos de inversión privada, la inversión conjunta en IA de todos los países de América Latina no superó el 1,7% del monto de la inversión de Estados Unidos o el 5% de China. Del mismo modo, a septiembre de 2023, las empresas de IA de la región representaban menos del 3% del total de las empresas de IA a nivel mundial (Estados Unidos y Europa representan el 37% y 30%, respectivamente). lo que pone de manifiesto la necesidad de iniciativas locales y regionales.
Asimismo, la colaboración regional puede ser clave para fomentar una agenda tecnológica compartida. Mientras que las potencias globales se disputan el liderazgo en IA, los países latinoamericanos podrían aunar esfuerzos para crear una infraestructura tecnológica conjunta y desarrollar políticas soberanas de innovación y protección de datos.
El conflicto tecnológico entre Estados Unidos y China trasciende la competencia comercial para convertirse en una pugna por el dominio de la inteligencia artificial y la economía digital. En este escenario, América Latina debe tomar decisiones estratégicas para no quedar rezagada en un modelo de dependencia tecnológica. La clave radica en el diseño de políticas que fomenten el desarrollo de capacidades locales, la inversión en educación tecnológica y la colaboración regional para asegurar una mayor autonomía en la revolución digital en curso.
El futuro del desarrollo tecnológico global está en disputa. América Latina tiene la oportunidad de definir su papel en esta transformación en una revolución que determinará las estructuras económicas y políticas del siglo XXI.