La presencia del fenómeno El Niño siempre provoca estragos, por más prevenidos que pudiéramos estar. En lo inmediato, las consecuencias son mayormente adversas; primero, por los huaicos, cortes viales, desbordes e inundaciones en contra de la infraestructura productiva.

Segundo, porque la anómala tropicalización del clima (calor y humedad) provoca el reverdecimiento de ciertos cultivos, como la caña de azúcar y el arroz, además de minimizar la tuberización o fructificación de otros, como la papa; y tercero, porque el mismo fenómeno agrava la incidencia de ciertas plagas y enfermedades, además de generar la aparición de otras. Todo ello repercute negativamente en la productividad y la calidad de las cosechas.

Pero "El Niño" también entraña aspectos positivos, como la recarga de los lagos, lagunas, bofedales y puquios en los Andes, así como de los ríos y acuíferos en la costa, la recuperación de las lomas y bosques secos en esta misma región, la aparición de nuevas masas vegetales en el desierto (caso Sechura en Piura) y el fortalecimiento de la biodiversidad en general.

Así explica a otramirada.pe el director de la Revista Agronoticias, Reynaldo Trinidad Ardiles, quien sostiene que por ahora no se puede hablar de desabastecimiento, pero si de un relativo y explicable encarecimiento de los alimentos agrícolas en las ciudades afectadas por los cortes viales. Si esta situación no se agrava, entre abril y julio tendremos un abastecimiento casi normal, porque dichos meses corresponden al período grande de cosechas. Pero después sentiremos el impacto de la menor producción agraria.

Sin embargo, estamos a tiempo para contrarrestar este riesgo, desarrollando una campaña complementaria de siembras durante el período abril-julio en todos los valles costeros y andinos con abundancia de agua, así como haciendo agricultura temporal (cultivos de corto período vegetativo, como arroz, maíz y frijol) en las playas, barrizales y restingas que a partir de abril dejará la vaciante de los grandes ríos amazónicos en la selva baja. Ahí tenemos 1’000,000 de hectáreas aptas, de las que ahora no aprovechamos ni el 5%.

Reynaldo Trinidad sostiene que hasta el momento se puede estimar que “El Niño” ha afectado al 20-25 % de la producción agraria, aunque la abundancia de agua hará que algunos cultivos agonizantes se recuperen algo.

Las zonas más afectadas son la costa centro-norte, la principal macroregión agrícola del país, así como algunos valles de Arequipa, y posiblemente la selva.

EL ERROR
El especialista señaló que en esta oportunidad el gobierno central reaccionó mucho mejor que antes, al disponer la ejecución de obras de prevención y mitigación en la costa y algunos valles internandinos, aunque cometió el craso error de no entender que  -salvo en las ciudades no preparadas para resistir lluvias insólitas en la región litoral- las precipitaciones pluviales que causan destrucción no son las costeras, sino las andinas, por caer sobre  montañas desnudas y  desplazarse erosivamente por las laderas, hasta causar huaycos, desbordes e inundaciones en los bajíos .

Si hubiese comprendido esto, el régimen habría dispuesto la construcción de obras de retención parcial de lluvias en los Andes, tales como: zanjas de infiltración, microreservorios mediterráneos, lagunas artificiales, microrepresas en cascada o cadena, y acequias o amunas (sistema hidráulico Inca) rústicas para desviar las escorrentías hacia eriazos o bocas de acuíferos.

Como no se hizo nada de esto, con una sola inversión y para siempre, hoy estamos sufriendo las consecuencias de esa miopía. Entonces, no debemos seguir haciendo las mismas cosas de siempre y esperar resultados distintos. Si aprendemos a manejarlo, combinando tecnologías ancestrales y modernas, el Fenómeno "El Niño" nunca sería una maldición, sino una bendición.

DEL NIÑO A LA NIÑA
El especialista en temas climáticos, Abraham Levy sostuvo que El Niño ha traído una deficiencia de lluvias en la sierra que ha sido matizada por períodos intensos de lluvia que, por ejemplo, se llevó durante 10 días la carretera central, o los episodios de lluvias en Arequipa, en medio de una sequía.

El fenómeno El Niño va terminar en algún momento del segundo trimestre de este año, pero debemos tener presente que la mitad de nuestra vida vamos a estar entre El Niño y La Niña (que se caracteriza por temperaturas de las aguas inusualmente frías en el Océano Pacífico ecuatorial).

Dijo que es probable que después de El Niño aparezca La Niña, lo que sería beneficioso para la economía pues nos produce un año abundante de lluvias en la sierra y eso es bueno para la agricultura andina y costera, aunque produce efectos fríos en la costa, que es lo que requiere nuestro cultivo agro exportador.

Levy manifiesta que actualmente estamos en la parte madura de El Niño, en abril estacionalmente empieza a disminuir los impactos de este fenómeno, aunque eso no se puede afirmar con certeza debido a que la capacidad de analizar los vientos es bien limitada. Los vientos son la parte caótica del clima y es el que determina todo.

MÁS RECURSOS
El presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes) Fernando Eguren, advirtió que algunas manifestaciones de El Niño con el tiempo pueden convertirse en cosas reiteradas y frente a ello, se dedica muy pocos recursos para aprovechar y desarrollar los conocimientos, las técnicas de cultivos de los campesinos, que son los únicos que conocen bien las zonas que son afectadas.

Dijo que las consecuencias se ven después de El Niño pero en las zonas donde hay sequías lo primero que se pierde es la producción y los campesinos dejan de tener ingresos. “Las ciudades urbanas en si nunca son desabastecidas pues tienen concentrado el poder de compra y de alguna u otra forma siempre van a estar abastecidas. Las zonas más pobres son las que se ven afectadas y también las poblaciones más jóvenes”, declaró.

Dependiendo de cómo se enfrente, El Niño puede ser beneficioso o perjudicial. Por lo pronto, los especialistas están anunciando la posible presencia de La Niña y es necesario estar preparados para ello.